El obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Managua, Silvio Báez, recordó el domingo que Dios creo al hombre y la mujer para que se hicieran compañía, sabido de que la soledad y el aislamiento es una situación que afecta grandemente al ser humano, porque lo acerca a la muerte y por eso se debe evitar a toda costa.
«No hace bien aislarse e ignorar a los demás, pues la soledad es una realidad cercana a la muerte», dijo Báez en su homilía desde la iglesia Santa Agatha en Miami.
«Por eso -añadió el obispo Auxiliar- también es cruel y contrario al plan de Dios condenar a otros al aislamiento forzado».
Sus palabras se dan en un difícil contexto en el cual, Nicaragua se ha convertido en una enorme prisión, donde pensar distinto y protestar, es sinónimo de cometer crímenes que tiene como resultado, la muerte, el encierro o el destierro.
El país ha sido testigo del secuestro de más de 150 personas solo por ser opositores o reclamar cambios al régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo. Entre los secuestrados se encuentran más de media docena aspirantes a las presidencia que figuraban como precandidatos de diversos grupos opositores.
El último de los nicaragüenses, que fue desaparecido forzosamente el 20 de septiembre, es Irvin Larios Sánchez, integrante de la Articulación de Movimientos Sociales y presidente del Instituto de Investigaciones y Gestión Social (INGES), oenegé a la que, hace un mes, la Asamblea Nacional canceló su personería jurídica.
La situación es tan gravosa en Nicaragua, que varios ciudadanos con alguna conexión con algún movimiento o líder de la oposición, han sido impedidos de salir del país, sin explicación alguna. Incluso periodistas independientes han llegado al aeropuerto o la frontera, procurando salir del país y no les han dejado hacerlo.
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Báez, ha dicho que es urgente la unidad para enfrentar las consecuencias de “tiranías” que dañan a la sociedad y que pretenden imponerse destruyendo a los pueblos en su presente y su futuro.
“En nuestros países es necesaria la reconstrucción de la gran familia nacional, a menudo fracturada y fraccionada por artificiales enfrentamientos que no le hacen bien a nadie. Urge la unidad de la ciudadanía para afrontar las consecuencias nefastas de las tiranías que nos dañan a todos y las grandes diferencias sociales que crean nuevas pobrezas”, ha dicho el prelado.
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