Naciones Unidas, 2 sep (EFE).- La pandemia del coronavirus va a aumentar de manera dramática la pobreza femenina y ampliar aún más la brecha de género en este ámbito, alerta un estudio presentado este miércoles por la ONU.
Según la organización, se espera que como consecuencia de la crisis la tasa de pobreza entre las mujeres aumente un 9.1 por ciento entre 2019 y 2021, frente al descenso del 2.7 por ciento que se proyectaba antes.
La investigación, encargada por ONU Mujeres y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo a la Universidad de Denver, apunta que la pandemia tendrá un fuerte impacto general en términos de pobreza, pero subraya que afectará de forma «desproporcionada» a las mujeres, especialmente a aquellas en edad de tener hijos.
Así, el documento apunta que para 2021, por cada 100 hombres de entre 25 y 34 años en situación de pobreza extrema habrá 118 mujeres, una brecha que se prevé que crezca hasta las 121 por cada 100 para 2030.
En 2021 se calcula que habrá en el mundo 435 millones de mujeres y niñas viviendo en extrema pobreza, una subida de 47 millones como consecuencia del impacto de la COVID-19. Según las proyecciones, las cifras no volverán a los niveles previos a la pandemia hasta 2030.
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La realidad, avisa el informe, puede además ser mucho peor, pues en los cálculos sólo se están teniendo en cuenta las caídas previstas del Producto Interior Bruto (PIB) en los países y no otros factores de la pandemia que pueden impactar con especial fuerza a la mujer, como el abandono del mercado laboral para cuidar de los hijos.
La crisis del coronavirus, según el texto, está afectando de manera especial a las mujeres ya que muchas trabajan en sectores fuertemente golpeados como el turismo, la hostelería y el trabajo doméstico y están en mayor riesgo de perder su empleo.
Por ejemplo, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en junio se estimaba que un 72 por ciento de los trabajadores domésticos en todo el mundo habían perdido su puesto por la pandemia. En ese sector, el 80 por ciento de los empleados son mujeres.
«Las mujeres son más proclives a estar en el sector informal, a tener trabajos menos seguros y menos acceso a protección social, por lo que son menos capaces de mitigar shocks», explicó a Efe Ginette Azcona, especialista de Investigación y Datos de ONU Mujeres.
Al mismo tiempo, apunta, la pandemia ha expuesto nuevamente el enorme desequilibrio de género que se da en el ámbito del trabajo no remunerado y, especialmente, en la atención a niños y familiares.
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La crisis, según esta experta, pone de manifiesto los problemas del actual modelo de cuidados -una tarea que asumen de forma desproporcionada las mujeres- y subraya la necesidad de que el sector público actúe para garantizar cosas como servicios de atención infantil asequibles.
Actualmente, un 59 por ciento de las mujeres pobres del mundo viven en el África Subsahariana, que es también la región con mayor tasa de pobreza extrema y lo seguirá siendo tras la pandemia.
En Asia Meridional, donde se han logrado importantes avances en los últimos años, se espera una fuerte subida de la pobreza femenina como resultado de la crisis, según ONU Mujeres.
También en Latinoamérica se prevé que la situación de la mujer empeore y que, en el tramo de edad de 25 a 34 años, se registren 117 mujeres en extrema pobreza por cada 100 hombres y que los avances que se pronosticaban para los próximos años sean claramente menores, apunta Azcona.
Según ONU Mujeres, en el conjunto del mundo la pandemia supondrá una marcha atrás de unos diez años en el trabajo para erradicar la extrema pobreza, una de las metas clave fijadas para 2030 en los Objetivos de Desarrollo Sostenible y que ahora parece aún más difícil de alcanzar.