Los cardenales, que llevaban reunidos desde el 7 de mayo, votaron por el nuevo líder del Catolicismo, que se sentará en la silla de Pedro. El Papa León XIV, el primero estadounidense y con una larga trayectoria en Perú, ha salido en la cuarta votación al igual que Juan Pablo I.

Fumata blanca en el Vaticano. Los cardenales, que llevaban dos jornadas reunidos, han elegido en la tarde de este jueves a Robert Francis Prevost, ahora el Papa León XIV, como sucesor de Francisco. Para ser Papa, el elegido debía reunir dos tercios del total de los votos de los cardenales reunidos, es decir, al menos 89 papeletas.

Primer estadounidense en 2,000 años

El hasta ahora cardenal Prevost, de 69 años, ha adoptado el nombre de León XIV. Misionero estadounidense y de raíces españolas por parte de madre, dedicó su carrera a servir en Perú y estaba al frente de la poderosa oficina de obispos del Vaticano. Es el primer Papa estadounidense en los 2.000 años de historia de la Iglesia Católica.

«La paz esté con todos ustedes», dijo el nuevo Papa ante la multitud al pronunciar sus primeras palabras desde el balcón de la basílica de San Pedro. «Gracias al Papa Francisco», añadió. «Tenemos que ser una iglesia misionera, que construya puentes», señaló, antes de hacer una mención especial, ya en español, a sus fieles en Perú.

La apuesta de los cardenales reunidos en el cónclave por León XIV, y sus primeras palabras en público, reflejan una línea continuista con el papado de su predecesor, Francisco. «Queremos ser una Iglesia sinodal, que camina, que busca siempre la paz» y «estar cercanos, sobre todo, a aquellos que sufren», dijo, antes de ofrecer una oración a las decenas de miles de fieles que se congregaban emocionados en la Plaza de San Pedro y a quienes seguían por todo el mundo, por televisión e internet, el acontecimiento histórico.

La fumata blanca destapó la primera oleada de emociones

Las decenas de miles de fieles congregados en el Vaticano estallaron de júbilo y la emoción desbordó la Plaza de San Pedro al ver la fumata blanca saliendo de la chimenea de la Capilla Sixtina y elevándose hacia el cielo a las 18:07 (hora local). El nombre se anunció posteriormente, cuando un cardenal de alto rango, Dominique Mamberti, pronunció las palabras ‘Habemus papam’ (tenemos un Papa, en latín) desde la logia de la Basílica de San Pedro. El cardenal leyó el nombre de nacimiento del candidato elegido en latín y reveló el escogido para su papado.

«¡Habemus papam!», y «¡Viva el Papa!», coreaba entusiasmada la multitud cuando se vislumbró inicialmente la fumata blanca en el Vaticano, en ese momento aún entre la enorme expectación y la ansiedad por escuchar el nombre del nuevo pontífice. Decenas de miles de personas ya estaban presentes cuando las primeras columnas de humo blanco emergieron de la chimenea en la Plaza de San Pedro, provocando aplausos y gritos de los presentes.

A medida que la humareda se espesaba, las campanas de la Basílica de San Pedro confirmaron la elección del nuevo pontífice. A veces el color del humo puede ser difícil de distinguir, por lo que, para evitar dudas, el sonido de las campanas sirve como señal más clara de que se ha tomado una decisión. Los cánticos se intensificaron entre la multitud mientras más personas se apresuraban a cruzar las puertas de seguridad en las calles que conducen a la plaza. El objetivo de todos: acercarse al balcón donde se esperaba que apareciera el nuevo Papa.

La Banda de la Gendarmería Vaticana y la Guardia Suiza entraron en la plaza, subrayando la solemnidad y el peso histórico del momento, mientras crecía la expectación por el anuncio oficial del nuevo Papa desde el balcón central de la basílica. El recién elegido pontífice se viste, según marca la tradición, con las vestiduras papales y dedica unos momentos a la oración y la reflexión personal en la llamada Sala de las Lágrimas, una cámara privada junto a la Capilla Sixtina.

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