La Voz de América. Alberto Fujimori, quien gobernó Perú con mano dura de 1990 a 2000 y se convirtió en una de las figuras políticas más divisorias del país, falleció este miércoles a los 86 años.
El exmandatario murió en Lima, en la vivienda de su hija mayor y excandidata presidencial Keiko Fujimori. Horas antes su médico personal, Alejandro Aguinaga, aseguró a los periodistas que estaba luchando por su vida.
«Después de una larga batalla contra el cáncer, nuestro padre, Alberto Fujimori, acaba de partir al encuentro del Señor. Pedimos a quienes lo apreciaron nos acompañen con una oración por el eterno descanso de su alma. ¡Gracias por tanto papá!».
La última vez que fue visto en público fue el 5 de septiembre, cuando salía de una clínica limeña junto a su hijo menor Kenji, tras someterse a exámenes de rutina.
En mayo, Fujimori, dijo en redes sociales que los médicos le detectaron un tumor maligno en la lengua, donde ya tenía una lesión cancerígena desde hacía varios años.
En junio, sufrió una fractura en la cadera producto de una caída y fue sometido a una operación.
Semanas después Keiko Fujimori anunció que su padre sería candidato a la presidencia del país en 2026.
Lea: EEUU, Perú, Argentina y Bolivia declaran su apoyo a Ecuador ante actos de violencia
Controversial Fujimori
Presidente entre 1990 y 2000, su figura siguió siendo debatida en Perú años después de que abandonara el poder tras un escándalo de corrupción.
Fujimori aún marcaba la política peruana por los fracasados intentos de su hija Keiko de llegar a la presidencia y la polémica generada en diciembre de 2023 por su salida de la cárcel en la que cumplía condena por crímenes contra los derechos humanos.
Para sus simpatizantes, salvó al país de un mal doble: la guerrilla y el colapso económico. Para sus detractores, fue un autoritario que abusó de las instituciones democráticas del país para conservar el poder.
Los críticos no olvidan los delitos por los cuales Fujimori terminó preso, acusado de ordenar que un escuadrón de la muerte conocido como el Grupo Colina cometiera dos masacres en las que murieron 25 personas.
También se le condenó por su participación en los secuestros del periodista Gustavo Gorriti y del empresario Samuel Dyer, ambos en 1992.
Fue la primera vez que un exmandatario constitucional de América Latina era juzgado y sentenciado en su propio país por crímenes de lesa humanidad.
Tras asumir su primera presidencia en julio de 1990, adoptó un estricto plan antiinflacionario, conocido como «fujishock», que provocó el descontento de los sectores sindicales y del Congreso.
Luego del retiro del apoyo parlamentario, comenzó a gobernar por decreto y el 5 de abril de 1992 propició un autogolpe de Estado con el apoyo del Ejército, disolvió el Congreso e intervino el Poder Judicial, en lo que se conoció como el «Fujimorazo».