Tomado de El Periódico de España. Receloso, Ahmadou acepta finalmente hablar por teléfono, aunque se niega a revelar su verdadero nombre. Llegó a Nueva York desde Senegal en diciembre, y debido a su precaria situación legal, teme ser identificado si explica su experiencia a la prensa.
Y es que su historia reciente tiene una particularidad con respecto a los millones de migrantes en situación irregular en suelo estadounidense.
Llegó a su destino gracias al ‘hub’ para la migración clandestina abierto en Nicaragua desde hace un par de años e impulsado en los últimos 12 meses por el régimen de Daniel Ortega, gran aliado de Rusia en Centroamérica, con el objetivo, según los expertos, de tensionar a EEUU a escasos meses de unas trascendentales elecciones presidenciales en las que la inmigración será precisamente uno de los principales temas de discusión durante la campaña.
En un francés con marcado acento africano, Ahmadou relata cómo un amigo le compró el billete de avión, por el que pagó 2,3 millones de francos CFA, unos 3.500 euros, y que le permitió aterrizar, después numerosas escalas, en el Aeropuerto Internacional Augusto Sandino de la capital nicaragüense.
«Volé de Dakar a Estambul, luego a España, de allí a Bogotá y de Bogotá a San Salvador», última parada antes de llegar «a Managua», relata.
Allí, en el mismo aeródromo, abonó a funcionarios nicaragüenses la suma de 160 dólares por un salvoconducto que él denomina papel de «laissez passer» y que le permitió transitar por el Estado centroamericano durante seis días antes de cruzar la frontera con Honduras.
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Complicidad de Nicaragua en el tráfico de migrantes
El viaje en compañía de una decena de amigos hasta Tapachula, en el sureño estado de Chiapas, primera localidad mexicana tras Guatemala, fue más asequible: «600 dólares«.
La complicidad del Estado nicaragüense y de sus fuerzas de seguridad con este tráfico de seres humanos es confirmada por Fernando, un migrante de esa nacionalidad que tampoco revela su verdadero nombre debido a la persecución política que sufre en su país, quien en la actualidad vive en un albergue de acogida próximo a Monterrey, en el norte de México.
En su periplo, Fernando transitó por Guatemala en compañía de un migrante de la India, quien le explicó, en un precario español, su rocambolesca llegada a Nicaragua desde la República Dominicana a bordo de una lancha patrullera de la Marina nicaragüense.
«Me contó que las lanchas llevaban símbolos identificatorios y matrícula, pagaban 800 dólares» por una travesía en la que iban acompañados de «policías de Nicaragua«, continúa.
Hasta la Fuerza Naval del Ejército en el tráfico humano
Las naves arribaban «al puerto de Bluefields», en el mar Caribe, y de allí viajaron en autobús «primero a Managua» y luego hacia «Chinandega», cerca de Honduras.
Fernando cree que el dinero que genera esta actividad ilícita se lo reparten «capitanes y policías de los municipios» por los que transita este flujo humano, y descarta que esté beneficiándose la dinastía gobernante de Nicaragua porque «no lo necesita». Los Ortega «son dueños de las grandes compañías del país», recuerda.
La complicidad del Estado nicaragüense y de sus fuerzas de seguridad con este tráfico de seres humanos es confirmada por Fernando, un migrante de esa nacionalidad que tampoco revela su verdadero nombre debido a la persecución política que sufre en su país, quien en la actualidad vive en un albergue de acogida próximo a Monterrey, en el norte de México.
En su periplo, Fernando transitó por Guatemala en compañía de un migrante de la India, quien le explicó, en un precario español, su rocambolesca llegada a Nicaragua desde la República Dominicana a bordo de una lancha patrullera de la Marina nicaragüense.
«Me contó que las lanchas llevaban símbolos identificatorios y matrícula, pagaban 800 dólares» por una travesía en la que iban acompañados de «policías de Nicaragua«, continúa.
Las naves arribaban «al puerto de Bluefields», en el mar Caribe, y de allí viajaron en autobús «primero a Managua» y luego hacia «Chinandega», cerca de Honduras.
Cómo el tráfico de migrantes se vuelve un negocio de muchos
Fernando cree que el dinero que genera esta actividad ilícita se lo reparten «capitanes y policías de los municipios» por los que transita este flujo humano, y descarta que esté beneficiándose la dinastía gobernante de Nicaragua porque «no lo necesita».
Los Ortega «son dueños de las grandes compañías del país», recuerda.
El tránsito de migrantes está propiciando además el surgimiento de una economía paralela en la depauperada Nicaragua que provee de servicios a estos contingentes foráneos.
«Veía a migrantes chinos en mi barrio de Managua, Los Laureles«, explica Luis, otro migrante nicaragüense acogido en un albergue de Saltillo, capital del estado de Coahuila de Zaragoza, también en el norte de México.
«Algunos buscan algún hotel; si se hacen amigos de alguien, les dan posada«, explica.
En México, fuentes nicaragüenses con contactos con el interior del país estiman que, ante el empobrecimiento generalizado del país, al menos «un 20%» de la población local mantiene «negocios informales» relacionados con la migración clandestina.
Aeropuerto de Managua el gran trampolín
«Muchos lo ven como una oportunidad; yo tengo dos cuartos, puedo poner literas y cobro 10 dólares; me llegan cinco personas y son 100 dólares a la semana; eso en Nicaragua es un salario mínimo», constatan dichas fuentes.
Lanchas de la Marina y aerolíneas regulares aparte, el medio más frecuente utilizado por los migrantes para llegar a Nicaragua ha sido durante mucho tiempo vuelos chárter organizados por compañías poco conocidas de las islas del Caribe desde los aeropuertos de Haití, Cuba o Jamaica.
Hace medio año, en una sola jornada, el aeropuerto de Managua podía recibir al día hasta cuatro o cinco vuelos del aeropuerto jamaicano de Kingston, y otros tantos de La Habana.
La primera persona en apercibirse de este anormal trasiego fue Manuel Orozco, director de Migración, Remesas y Desarrollo del ‘think tank’ Diálogo Interamericano.
EEUU ve la mano rusa en el tráfico de migrantes
«Ya habíamos identificado la tendencia, pero en mayo de 2023 se acentúa; veíamos en Facebook anuncios de viajes a EEUU vía Nicaragua; en un solo día podían llegar a Managua 13 vuelos desde Haití», explica por videoconferencia a El Periódico de Catalunya, del mismo grupo editorial que este diaro.
En noviembre, el Departamento de Estado norteamericano aprobó la primera batería de sanciones a ejecutivos de las aerolíneas implicadas, lo que redujo la cantidad de vuelos, pero no los suprimió.
El relevo fue asumido por la aerolínea estatal venezolana Conviasa, que tiene programados varios vuelos a la semana con aviones de gran capacidad entre La Habana y Managua, y por la libia Ghadames Air, que en el último mes y medio ha llevado a cabo tres vuelos entre el país norteafricano y Nicaragua también con aparatos de tamaño respetable.
En total, según Diálogo Interamericano, un millar de estos fletes han aterrizado en Nicaragua entre los meses de mayo de 2023 y 2024.
Las implicaciones geopolíticas de estos movimientos no han pasado desapercibidas a analistas familiarizados con las campañas de guerra híbrida del Kremlin.
Nicolás de Pedro, analista sénior en el ‘think tank’ británico Institute for Statecraft, recuerda cómo Moscú se dio cuenta, durante la guerra de Siria, del potencial desestabilizador de la migración en Occidente.
Y recordando cómo el régimen de Bielorrusia, aliado de Rusia, «creó artificialmente» en 2021 una crisis migratoria en su frontera con Polonia y Lituania para tensionar a la UE pocos meses antes de la invasión de Ucrania, no cree «descabellado» que la alianza Managua-Moscú esté intentando algo parecido ante las presidenciales de EEUU en noviembre.