Este 7 de mayo de 2024, el dictador ruso Vladimir Putin fue nuevamente investido como presidente de la Federación Rusa por seis años más (2024-2030).
Pero al igual que el dictador nicaragüense Daniel Ortega, la mayoría del mundo democrático no lo reconoció como presidente legítimo ni asistió a su ceremonia.
La ceremonia de poder, la quinta consecutiva del dictador ruso de 71 años, se llevó a efecto en Moscú con presencia diplomática de poco peso global, dictaduras aliadas y países anexados a Rusia por las armas.
De los países de la Unión Europea, solo tres estuvieron presentes y la mayoría con modestos representantes; incluso de sus grandes aliados, como Irán, China, Corea del Norte y otros países africanos no llegaron los jefes de Estado.
Ortega tan ilegítimo como Putin
Igual pasó con el dictador Ortega, de 79 años, quien al igual que Putin, es el tirano con más años en el poder en Nicaragua, mientras el ruso se ha atornillado al Kremlin desde 1999. Pocos países de peso los consideran presidentes legítimos.
En el caso de Rusia, el Alto Representante de la Unión Europea (UE) para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell, afirmó que las votaciones del 17 de marzo de 2024 no cumplieron las normas democráticas y «se celebraron ilegalmente en los territorios ocupados de Ucrania».
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Putin, presidente a la brava
Según Borrell, estas elecciones se rigieron por «leyes represivas», se celebraron en un contexto de persecución de líderes de la oposición, representantes de la sociedad civil y periodistas.
«Bajo la presión de una avalancha de desinformación, propaganda, y en ausencia de acceso a medios de comunicación independientes», acusó.
«Sería irónico llamar a esto elecciones», subrayó el jefe de la diplomacia de la UE. Pero, ¿significan estas declaraciones que la Unión Europea no reconoce oficialmente a Putin como presidente?
De los 27 países miembros, ninguno lo felicitó y solo tres mandaron representaciones diplomáticas: Francia, Grecia y Malta, junto a los prorrusos Hungría y Eslovaquia.
Invitados cuidadosamente seleccionados
El nuevo mandato de Putin, que lleva más de un cuarto de siglo en el poder y es el líder del Kremlin con más años en el cargo desde Josef Stalin, no expira hasta 2030, cuando podría optar a otro periodo de seis años.
En la ceremonia celebrada en el ornamentado Gran Palacio del Kremlin, Putin colocó una mano sobre la Constitución y prometió defenderla ante la mirada de una multitud de invitados cuidadosamente seleccionados.
Entre ellos, miembros del congreso ruso, embajadores de países aliados, representantes de gobierno asiáticos, algunos africanos y representantes de zonas ocupadas militarmente por Rusia como Osetia del Sur, Abjasia, Giorgia, Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia(los últimos cuatro de Ucrania).
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Gringos no reconocen a Putin (tampoco a Ortega)
Contra todo pronóstico, Estados Unidos, Canadá y los países de la Unión Europea fueron invitados a la ceremonia de investidura en el Gran Palacio del Kremlin, pero todos rechazaron la invitación.
Un alto funcionario del Kremlin dijo que los jefes de todas las misiones diplomáticas extranjeras en Moscú habían sido invitados a asistir a la toma de posesión de Putin.
Además del boicot europeo casi unánime, la coyuntura geopolítica dejó en el Kremlin algunas ausencias notables en el acto de hoy: el primer ministro armenio no asistió a la toma de posesión.
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Guerra y diálogo ofrece el dictador ruso
Aireado, Putin pronunció un breve discurso mediante el cual prometió seguir “defendiendo a Rusia”, sostener la guerra de invasión a Ucrania y desarrollar los sistemas de defensa de la patria.
Pero a la vez, ofreció la oportunidad de un diálogo con Occidente “pero en condiciones de igualdad”.
Entre las delegaciones invitadas, y presentes por supuesto, estaba Nicaragua, cuya dictadura bajo la despreciada figura de Ortega, comparte similitudes con el régimen de Putin en Rusia:
Dictaduras similares, pero una pobre y la otra en riesgo
- Consolidación del poder: Tanto Putin como Ortega han sido acusados de centralizar el poder en sus respectivos países. Ambos líderes han ejercido un control significativo sobre las instituciones estatales, los medios de comunicación y el sistema judicial, lo que ha llevado a críticas sobre la falta de democracia y pluralismo político en sus naciones.
- Autoritarismo: Ambos líderes han sido descritos como autoritarios en su estilo de gobierno, utilizando tácticas represivas para sofocar la disidencia y mantenerse en el poder. Han sido acusados de reprimir protestas, censurar a la oposición y limitar las libertades civiles en sus países.
- Control de los medios de comunicación: Tanto Putin como Ortega han sido criticados por ejercer un control estricto sobre los medios de comunicación en sus países. Han sido acusados de restringir la libertad de prensa y de utilizar los medios estatales para difundir propaganda favorable a sus regímenes.
- Duración en el poder: Ambos líderes han ocupado cargos políticos durante períodos prolongados. Putin ha sido presidente o primer ministro de Rusia desde 1999, mientras que Ortega ha sido presidente de Nicaragua en dos ocasiones, primero de 1985 a 1990 y luego desde 2007 hasta la actualidad.
- Nacionalismo y geopolítica: Tanto Putin como Ortega han adoptado posturas nacionalistas y han buscado fortalecer la posición de sus países en el escenario geopolítico mundial. Ambos líderes han promovido políticas que enfatizan la soberanía nacional y la defensa de los intereses de sus naciones frente a la influencia extranjera.
Dictadura pobre y dictadura en riesgo
Aunque existen similitudes en las formas de gobernar de Putin y Ortega, también hay diferencias significativas debido a las distintas realidades políticas, económicas y culturales de Rusia y Nicaragua.
Rusia tiene incontables naturales y petróleo, mientras el régimen de Nicaragua depende de Rusia, China, y el comercio y las remesas de Estados Unidos para sobrevivir.