Por Café con Voz
Como consecuencia de la crisis generada por el Covid-19, más la suma de la recesión económica acumulada de la crisis de represión desde abril de 2018, la actividad económica del mundo cayó más y Nicaragua no es la excepción, según un estudio realizado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
De acuerdo al informe, el Producto Interno Bruto (PIB) del país será este año de -8.3, cifra totalmente distante a lo proyectado por el Banco Central, que estima será de entre -4 y -4.5 por ciento.
Este pronóstico para Nicaragua es el más alto calculado hasta ahora. The Economist lo pronostica en -8.2 por ciento, el Banco Mundial (BM) lo estima en -6.3 por ciento y el Fondo Monetario Internacional (FMI) en -6 por ciento.
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Remesas a pique
“La actividad económica en el mundo está cayendo más de lo previsto hace unos meses como consecuencia de la crisis derivada de la enfermedad por coronavirus (COVID-19) y, con ello, aumentan los impactos externos negativos sobre América Latina y el Caribe a través del canal comercial, de términos de intercambio, de turismo y de remesas“.
“Además, la región se encuentra hoy en el epicentro de la pandemia y, si bien algunos gobiernos han comenzado a aliviar las medidas de contención, otros han debido continuarlas o incluso intensificarlas ante el persistente aumento de los casos diarios de la enfermedad”, indica el informe de la CEPAL.
El informe Enfrentar los efectos cada vez mayores del COVID-19 para una reactivación con igualdad: nuevas proyecciones, fue presentado por la Secretaria Ejecutiva del organismo de las Naciones Unidas, Alicia Bárcena, en una conferencia de prensa virtual realizada desde Santiago de Chile.
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10 años de retroceso
El reporte indica “que tanto el choque externo como el interno se han intensificado, la región evidenciará una caída del producto interno bruto (PIB) de -9,1% en 2020, con disminuciones de -9,4% en América del Sur, -8,4% en América Central y México y -7,9% para el Caribe excluyendo Guyana, cuyo fuerte crecimiento lleva al total subregional a una contracción menor (de -5,4%)”.
Refiere que la caída en la actividad económica es tan fuerte que al cierre de 2020, el nivel del PIB per cápita de América Latina y el Caribe será similar al observado en 2010, “es decir, habrá un retroceso de 10 años en los niveles de ingreso por habitante”.
“Se prevé ahora un aumento también mayor del desempleo, que a su vez provocará un deterioro importante en los niveles de pobreza y desigualdad”, dijo Alicia Bárcena durante su presentación.
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Brutal aumento del desempleo
Se estima que “el número de desocupados llegaría a 44,1 millones de personas, lo que representa un aumento cercano a 18 millones con respecto al nivel de 2019 (26,1 millones de desocupados).
“Estas cifras son significativamente mayores que las observadas durante la crisis financiera mundial, cuando la tasa de desocupación se incrementó del 6,7% en 2008 al 7,3% en 2009 (0,6 puntos porcentuales)”.
Arriba la pobreza
“En ese contexto, la CEPAL proyecta que el número de personas en situación de pobreza se incrementará en 45,4 millones en 2020, con lo que el total de personas en esa condición pasaría de 185,5 millones en 2019 a 230,9 millones en 2020, cifra que representa el 37,3% de la población latinoamericana“.
Dentro de este grupo, el número de personas en situación de pobreza extrema se incrementaría en 28,5 millones, pasando de 67,7 millones de personas en 2019 a 96,2 millones de personas en 2020, cifra que equivale al 15,5% del total de la población”.
“Si bien los países de la región han anunciado medidas muy importantes, en la medida que se extiende el confinamiento se requieren esfuerzos adicionales para satisfacer necesidades básicas y sostener el consumo de los hogares“.
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La CEPAL ha realizado varias propuestas incluyendo la implementación de un ingreso básico de emergencia como instrumento de protección social, un bono contra el hambre -equivalente al 70% de una línea de regional pobreza extrema (67 dólares de 2010) y cuyo costo total se estima en 27,1 miles de millones de dólares (0,52% del PIB regional), y varias iniciativas de apoyo a empresas y trabajadores en riesgo“.
“Para la implementación de cualquiera de estas líneas de acción es necesario fortalecer el rol de las instituciones financieras internacionales de forma que puedan apoyar mejor a los países”, enfatizó Alicia Bárcena.