Estados Unidos está aumentando drásticamente la presión sobre la dictadura de Daniel Ortega en Nicaragua, al prohibirle a los ciudadanos estadounidenses hacer negocios con la industria aurífera del país, amenazando con restricciones comerciales y retirándole las visas a unos 500 allegados del gobierno, relevaron funcionarios de Washington.
Es la más reciente y quizás la más agresiva medida de Washington contra el líder sandinista por sus continuos ataques a la democracia y los derechos humanos denunciados en el país centroamericano y por su cooperación en materia de seguridad con Rusia.
Sanciones anteriores han ido contra Ortega, contra su esposa, Rosario Murillo, y contra familiares y allegados cercanos, pero ninguna medida ha afectado el poder del mandatario, cuyo objetivo más reciente ha sido la Iglesia católica.
En agosto, fuerzas de seguridad nicaragüenses allanaron la residencia de un obispo, quien fue detenido junto a otros miembros del clero.
El presidente Joe Biden firmará una orden ejecutiva que amplía en gran medida otra emitida bajo la presidencia de Donald Trump, donde declara que las violaciones de normas democráticas, los atentados contra el estado de derecho y el uso de la violencia contra opositores como una amenaza a la seguridad nacional de Estados Unidos, dijeron los funcionarios.
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Junto con sanciones que serán anunciadas por el Departamento del Tesoro, la orden ejecutiva prohíbe a los estadounidenses hacer negocios con la industria del oro nicaragüense.
Es la primera vez que Estados Unidos se enfoca en un sector específico de la economía nicaragüense y en el futuro podría ampliarlo para incluir otras industrias consideradas fuentes de financiamiento de la dictadura de Ortega, dijeron los funcionarios, que pidieron no ser identificados debido a que las medidas no han sido anunciadas.
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La orden ejecutiva además allana el camino para que Estados Unidos pueda restringir las inversiones y el comercio con Nicaragua, medidas que recuerdan el severo embargo impuesto en la década de 1980 durante el primer gobierno sandinista de Ortega, tras la sangrienta guerra civil.
Las acciones de este lunes podrían augurar el inicio de nueva ofensiva contra la economía nicaragüense, una acción que la administración Biden hasta ahora ha sido renuente en tomar para no agravar las penurias económicas del país centroamericano y no provocar más emigración. En lo que va de año, agentes fronterizos de Estados Unidos han encontrado nicaragüenses en las fronteras en 134.000 ocasiones, casi el triple de todo el 2021.
Al mismo tiempo, en Washington ha aumentado la frustración por la manera en que las elites económicas de Nicaragua han guardado silencio ante las acciones represivas del gobierno de Ortega.
La decisión de Biden de enfocarse en la industria aurífera nicaragüense podría privar al régimen de Ortega de una de sus principales fuentes de financiamiento. El oro fue la principal exportación del Nicaragua en 2020 y el país, ya el mayor productor del metal precioso en Centroamérica, busca duplicar la producción en los próximos cinco años.