El párroco del municipio de Waspán, lanzó un S.O.S por posible hambruna, debido a la pérdida de siembra de granos básicos por temporal y el abandono de las comunidades miskitas de Río Coco por parte del Estado luego del paso de los huracanes Eta e Iota
La Costa Caribe Norte de Nicaragua podría verse afectada por la hambruna en los próximos días, advirtió este lunes el párroco de Waspán, Rodolfo French, quien afirmó que no ha parado de llover en la zona de Río Coco, cuando debería estar el sol de verano y eso ha provocado la pérdida de centenares de manzanas que los comunitarios habían sembrado para su auto sustento.
A pesar de la difícil situación que atraviesan las comunidades indígenas luego del paso de dos potentes ciclones en noviembre del año pasado, se dispusieron a retomar su vida con la reconstrucción de sus viviendas con materiales que dejaron dispersos los dos huracanes en Nicaragua e iniciaron con la siembra de fríjoles, gracias a la donación que hizo la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación (FAO) por sus siglas en inglés, agencia que entregó al Instituto Nicaragüense de Tecnología Agropecuaria (INTA), más de 923 quintales de semilla certificada de fríjol rojo para igual numero de familias.
Asimismo, la entrega se hizo gracias a las donaciones que hicieron algunos oenegés al padre French para la compra de semillas y de esa manera entregarlas a los damnificados para la siembra. Con esas semillas se cubrirían unas 1,300 manzanas de tierra, beneficiado a mas de 10,000 hogares en la Costa Caribe de Nicaragua, no obstante el sacerdote indicó, las lluvias que afectan a la zona, también dañaron las siembras, dejando a los comunitarios sin semillas ni cosechas.
“Ha venido un temporal y ha descompuesto nuestro proyecto de la siembra de fríjoles, no ha habido verano, han habido 48 horas de lluvias que destruyó las siembras, la pérdida de fríjoles supone hambruna», dijo French en Café con Voz.
De acuerdo con el padre French, unas 25,000 personas están expuestas a la hambruna desatada por la falta de políticas publicas desde el Estado, divididas en 15,000 ciudadanos al sur del Río Coco y otras 10,000 al norte. “Más o menos 15,000 habitantes hay río abajo, río arriba hay más o menos 10,000 habitantes, pero la zona de río abajo le pongo más la atención porque es pobre y no tiene nada, unas 25,000 personas expuestas a la hambruna”, dijo.
«Este tema (de hambruna) es frecuente en Río Coco, por eso habíamos pensado que para evitar estas situaciones, queríamos comprar los fríjoles para guardarlos, ahora estamos en el riesgo de que perdieron todo, hay que buscar otro método para ayudarles, viene la época del arroz”, manifestó.
De acuerdo con declaraciones de French, luego del paso de los huracanes Eta e Iota se ha recibido poca ayuda y seguimiento del parte del Estado, bajo el régimen de Daniel Ortega, y la poca ayuda que han llevado oenegés, la Agencia de Ayuda para el Desarrollo de los Estados Unidos, Usaid y otras representaciones diplomáticas con sede en Nicaragua, se ha ido reduciendo, generando zozobra en la población, que lo perdió todo tras el paso de los dos ciclones y que está expuesta a hambruna.
El huracán Eta entró a Nicaragua con categoría 4 y vientos sostenidos de más de 230 kilómetros por hora. Sus ráfagas y lluvias afectaron a varias comunidades de Puerto Cabezas, municipio de la Costa Caribe Norte, así como a los departamentos de Jinotega y Nueva Segovia, situados cerca del límite con Honduras, y dejó 30.000 refugiados en 48 albergues, según cifras oficiales. Mientras que el huracán Iota dejó unos 63,000 evacuados.
Ante esa emergencia, los comunitarios denunciaron que el régimen sandinista no dio respuesta oportuna, dejando a la intemperie a las familias que luego del paso de los aludes, tuvieron que regresar a sus propiedades totalmente desbaratadas, luego de haber permanecido en albergues sin medidas de prevención ante la pandemia del Covid-19.
Por su parte, el sacerdote French, se movilizó a las zonas más afectadas dejando ayuda alimentaria donadas por la comunidad de nicaragüenses en el exterior que, por medio de varias iniciativas, entre ellas, la del programa Café con Voz, hicieron llegar a los damnificados más de 25,000 dólares en alimentos, más otras donaciones realizadas por organizaciones y embajadas.
“Por gracia De Dios, Café con voz tuvo la oportunidad de dar cobertura a toda la situación que estaba en el Río Coco, pudimos darle de comer a toda una inmensa cantidad de familias en todo el Río Coco, pero naturalmente la ayuda ha bajado, hace dos meses nos comunicaron otro apoyo en comida e inmediatamente lo hicimos llegar”, manifestó el sacerdote.
Este religioso agregó que el Estado, bajo la conducción del régimen no han llevado suficiente ayuda humanitaria a estas personas, sino que solo se centraron en la entrega de láminas de zinc, mientras que algunos ciudadanos caribeños han denunciado que la entrega de víveres desde la dictadura, ha sido haciendo proselitismo y selectivamente a personas a fines al Frente Sandinista.
“He notado a la alcaldesa moviéndose a las comunidades entregando laminas de zinc, pero no puedo confirmar nada oficial, cuando venia el huracán, la alcaldesa me llamó para recibir información, pero luego ya no; no hubo un compartir mutuo, no tuvimos un compartir en el período pos huracán”, dijo French.
Caribeños apunto de sufrir hambruna por falta de ayudas
Lo anterior ha hecho que los comunitarios indígenas empiecen a sufrir hambre, debido a que desde el Estado no se han destinado políticas publicas para atender a esta población, a pesar de que la comunidad internacional por medio del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), Banco Mundial (BM), Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), desembolsaran más de 700 millones de dólares para atender a las familias afectadas por el paso de los huracanes Et e Iota.
A esos recursos se unieron los más de 30.6 millones de dólares desembolsados por el Fondo de Seguro contra Riesgos de Catástrofes del Caribe (Ccrif) por sus siglas en inglés.
“No siguieron las ayudas como el inicio, pero si hay gente donando ropa, no ha habido medio para apoyar con láminas de zinc, de madera; hubo una persona que ha querido apoyar a reubicar comunidades construyendo casas en lugares altos, pero esto solo fue una idea”, manifestó el párroco de Waspán.
French agregó que, “Cáritas de Nicaragua y Española nos han ayudado con alcohol gel, mascarillas, material de prevención del Covid-19 en idiomas español y Miskito; y no hay casos fuertes de la pandemia en esa zona”.
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Caribe ha sido y sigue olvidado
El sacerdote manifestó también que las comunidades indígenas de Nicaragua han sido olvidadas por los gobiernos de turno, haciendo proselitismo político solo cuando es tiempo de elecciones, dejando en el olvido las demandas de los afrodescendientes.
“Esas zonas son olvidadas por todos los gobiernos, solo se acuerdan de ellos solo en tiempos de elecciones, es una zona olvidada que ni transporte tiene, para vivir allí hay que tener medios, ese es el diario vivir de la gente, por eso he dicho siempre desde que llegue, he descubierto una situación de pobreza grande”, dijo.
El párraco de la zona apela a la buena voluntad de los seguidores de Café con Voz y la población en general para ayudar a las personas que todavía sufren los embates del paso de los dos huracanes junto con los efectos de la pandemia del Covid-19.
“La única manera de paliar esta situación es que nos ayuden de la misma manera en como lo hicieron desde Café con Voz, al menos responder la situación de la comida antes de que llegue el invierno, me ha dolido muchísimo ver a niños que están llorando, pidiendo comida a su papá y su mamá y no tienen nada”, resaltó.
El embajador de Estados Unidos en Nicaragua, Kevin k. Sullivan, manifestó que su gobierno sigue apoyando a las zonas afectadas por los huracanes Eta e Iota, con la donación de 6.6 millones de dólares por medio de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) por sus siglas en inglés, con programas de saneamiento de agua, higiene y paquetes alimenticios, beneficiando a más de 50,000 personas.