«Operación Berta». Así le llamaron, porque «Berta» se llamaba la quinta en carretera sur en la que se reunían los «genios» que idearon el robo. En 1988 ocurrió una confiscación masiva del dinero durante el gobierno. A la cabeza estuvo el dictador Daniel Ortega, como presidente del país. El decreto de desmonetización (cambio de la moneda) equivalió a una devaluación que es considerada la más alta de la historia de este hemisferio.
Fue el día lunes, 15 febrero. La gente se amontonaba y hacía colas en cientos de puestos oficiales donde podían cambiar el córdoba viejo por el córdoba nuevo a razón de un córdoba nuevo por mil córdobas viejos, hasta un máximo de 10 millones de córdobas viejos (o sea, solamente hasta 10 mil córdobas nuevos), por familia o empresa. A esto el Banco Central lo llamó “Operación Berta”.
De manera sospechosa, el domingo 14 de febrero personas en vehículos militares como Was, Lada e IFA y con maletines llenos de dinero, barrieron con todo lo que había en el Centro Comercial Managua, el Oriental y demás centros de compras de la capital.
“Al igual que la población en general, los comerciantes no sabían que al día siguiente mil córdobas viejos se les convertirían en solo un córdoba nuevo y verían reducido su patrimonio económico”, reseñan las publicaciones de la época.
Los sandinistas querían dejar sin dinero a la contrarrevolución con la Operación Berta, pero los contras usaron una y mil maneras para no quedarse sin cambiar dinero.
Así fue el robo
Un productor que al 14 de febrero tenía, digamos, 70,000 córdobas viejos en su ropero o en el banco o en su bolsa, el 14 de febrero podía comprar el equivalente a mil dólares en productos para su negocio, pues el dólar oficial estaba al 70 x 1 (70.000/70 = 1,000).
Al día siguiente recibió 70 córdobas nuevos (a razón de uno nuevo por cada mil viejos) y con esos 70 córdobas nuevos solo podía adquirir 7 dólares, al 10 por uno, que era el nuevo cambio oficial. De la noche a la mañana perdió 993 dólares de sus mil dólares de capital, es decir, lo perdió casi todo. El tope de cambio era de 10,000 córdobas nuevos por familia, lo demás se tuvo que perder.
El descontento nacional creció, al mismo ritmo del despojo de los ahorros que causó esa devaluación la dictadura sandinista y confiscó por decreto, el dinero ganado honradamente a todo el pueblo de Nicaragua con la Operación Bertha.
En marzo de 1985 el dólar se compraba en 670 córdobas, pero marzo de 1987 ya estaba el dólar en 15,750 córdobas. En enero del 88 fue que subió el dólar hasta 21 mil córdobas por uno. La economía nicaragüense sufría una hiperinflación de más del diez mil por ciento.
Así, entre personas que no lograron cambiar y personas a quienes no se le cambió todo el dinero que tenían ahorrado fuera de los bancos, muchos fueron quienes se sintieron “asaltados” por el Gobierno. A miles de nicaragüenses les congelaron sus cuentas de ahorros y bancarias, supuestamente las que serían restituidas con los nuevos billetes, sin embargo eso nunca sucedió.
Unos 60 mil empleados del Sistema Financiero Nacional, ordenadamente reconcentrados y distribuidos en 1,611 mesas a lo largo de todo el país, cambiaron todos los córdobas viejos por los nuevos.
El descalabro económico había tenido su origen en el mismo inicio de la Revolución, en 1979, explico Henry Ruiz uno de los impulsores de la Operación Berta, y uno de los nueve comandantes de la Revolución y quien hasta 1985 fue ministro de Planificación Económica.
Fue que la operación realmente se mantuvo en secreto desde su concepción en 1983 y fue hasta en 1985 que se dio a conocer a toda la Dirección Nacional del FSLN. “Ni siquiera Tomás Borge sabía, que era ministro del Interior, ni Sergio Ramírez, que era vicepresidente”, dijo Ruiz.