La Habana, 28 nov (EFE).- Tras una inédita protesta pacífica de más de doce horas frente al Ministerio de Cultura en La Habana, unos 300 artistas e intelectuales cubanos esperan abrir un canal de diálogo con el gobierno de la isla, al que exigen el cese de la censura y la represión.
La concentración -histórica en un país que prohíbe de facto las manifestaciones no oficiales- comenzó con una veintena de personas en torno al mediodía de ayer viernes y culminó en la madrugada de este sábado con centenares de manifestantes, que celebraron un preacuerdo en el que el Ejecutivo se compromete a dialogar.
Con mascarillas, cánticos y aplausos a intervalos, la multitud se mantuvo firme en su propósito de ser recibidos por representantes de la institución y conservaron la calma, a pesar de un incidente en el que la policía roció con gas lacrimógeno a unos jóvenes que intentaban acceder al lugar de la protesta, sin causarles daños físicos.
Bien entrada la noche, una delegación de 30 creadores, entre ellos rostros conocidos como el actor Jorge Perugorría, el director de cine Fernando Pérez y la artista visual Tania Bruguera, se reunió durante más de cuatro horas en las dependencias del Ministerio con el viceministro, Fernando Rojas, y otras autoridades culturales.
En el encuentro, los funcionarios prometieron sentarse en la mesa de conversaciones con una agenda multilateral, empezando con una reunión con el ministro de Cultura la próxima semana, y garantizaron que no habría represalias contra los manifestantes.
También aseguraron que se «interesarían con urgencia» sobre las situaciones del rapero aficionado Denis Solís, condenado a ocho meses de cárcel por «desacato», y de Luis Manuel Otero Alcántara, uno de los líderes del Movimiento San Isidro, en huelga de hambre y cuyo desalojo junto a una docena de compañeros de la casa donde se encontraban atrincherados desde hacía más de una semana prendió la mecha de la protesta.
«A pesar de que fue una reunión crítica, donde se dijeron cosas que no nos gustaron, creo que llegamos a un ambiente constructivo (…) del que partió el interés, el deseo de seguir dialogando», aseguró Rojas en las primeras declaraciones oficiales tras la protesta, trasmitidas por la televisión estatal más de catorce horas después del suceso.
EL EMPUJÓN
Los activistas vinculados al opositor Movimiento San Isidro se aislaron voluntariamente -cinco en huelga de hambre- en una vivienda de la icónica barriada situada en la Habana Vieja para pedir la excarcelación de Solís y otras reivindicaciones hasta ser desalojados con fuerza por la policía la noche del jueves.
En estos momentos Otero Alcántara se encuentra en un hospital, según fuentes cercanas, aunque se desconoce su estado de salud, mientras el resto de sus compañeros fueron trasladados a sus domicilios.
La operación policial del jueves, que coincidió con un misterioso apagón temporal de Facebook, Instagram y Youtube en la red móvil cubana, suscitó una oleada de críticas al gobierno isleño, que se escudó en el «protocolo covid» para justificar la salida por la fuerza de los jóvenes acuartelados.
PERDER EL MIEDO A EXPRESARSE
Horas después de la protesta, las reacciones han sido diversas. Para una minoría, incluidos varios miembros del Movimiento San Isidro, sentarse a pactar con el Gobierno sin un logro concreto ha sido una «traición» y no una victoria como claman casi todos los reunidos en el Ministerio de Cultura.
«No podía nadie tener la desvergüenza, la deslealtad, de cometer la afrenta de atravesar el umbral del Ministerio de Cultura en Cuba sin que estuviera Luis Manuel Otero Alcántara», aseguró, en un vídeo publicado en Facebook, la activista Omara Ruiz Urquiola.
Además, varios disidentes se quejaron en la mañana de este sábado de que seguían siendo hostigados por agentes de la Seguridad del Estado apostados frente a sus viviendas.
Mientras, para la mayoría de la comunidad artística cubana, lo importante es «sentar el precedente» de que sí se puede captar la atención de las autoridades y hacerlas reconocer el reclamo de cientos de personas que piden libertad de expresión y de pensamiento.
«Va a ser difícil que las cosas cambien rápido, pero lo importante es el hecho en sí, que se reuniera esa cantidad de personas, y que se diera una protesta de ese tipo, algo impensable en este país. Se logró dialogar, se creó un precedente importante, lo que hace falta es que no muera ahí», dijo a Efe José Raúl, uno de los manifestantes.
AUTORIDADES CULTURALES LLAMAN AL CONCILIO
Más de catorce horas después de concluida la protesta, el viceministro Fernando Rojas apareció en un programa especial de la televisión cubana sobre el Movimiento San Isidro, a quienes el presidente Miguel Díaz-Canel tachó en Twitter de «show mediático» relacionado con «injerencias» del gobierno de Estados Unidos.
Hasta ese momento los principales medios de prensa cubanos, todos estatales, no se habían referido directamente a la manifestación.
Rojas confirmó el compromiso del Ministerio de Cultura de abrir el diálogo con los creadores y agregó que se «interesarán» por la situación de Solís y Otero Alcántara, en lo que llamó «una expresión de buena voluntad» por parte de la institución.
«Nos comprometimos a trabajar en una agenda multilateral sobre las relaciones, la labor y el compromiso de las instituciones (oficiales) con los artistas (…) Fue una discusión difícil, no fue complaciente, pero no hubo violencia verbal», insistió el viceministro.
Con un tono conciliador, Fernando Rojas señaló el «saldo positivo» del encuentro. «Tenemos la voluntad de cumplir lo que acordamos y creemos que ese clima de respeto y de cooperación ayudará a resolver las preocupaciones de esas decenas de personas que estuvieron ayer en el Ministerio de Cultura», concluyó.