Oposición y Ortega

Managua, 27 ago (EFE).- Las diferentes expresiones de la oposición en Nicaragua, que se encuentran en plena crisis, deben construir una «gran agenda» que vaya más de sacar al sandinista Daniel Ortega del poder, dijo a Efe Humberto Meza, doctor en Ciencias Políticas e investigador de la Universidad Federal de Río de Janeiro.

En este contexto, el sector empresarial y la oposición tradicional deben decidir si apuestan por reconstruir la democracia o mantener los privilegios de toda la vida, incluido un acuerdo con los sandinistas que se encuentran en el poder desde 2007, anotó Meza, de origen nicaragüense y residente en Brasil, donde es investigador de la Universidad Federal de Río de Janeiro.

El doctor en Ciencias Políticas observó que la crisis sociopolítica en la que está inmersa Nicaragua desde 2018 dejó al desnudo las dificultades de diseñar y encontrar salidas institucionales a una grave violencia que explotó en las calles, y que fue silenciada a la fuerza por las autoridades.

«Ya sabemos que el país no tiene repertorios institucionales para encontrar justicia o responsabilizar al Estado por los crímenes de lesa humanidad, y esto hace necesario construir vías institucionales pues las calles no tienen la misma energía, disposición o capacidad de 2018», valoró.

Agendas diversas y ansias personalistas en oposición contra Ortega

Ante esa realidad, apuntó, la opción casi natural es la de unir a la oposición como una alternativa para el electorado, el cual, notó, ha reaccionado razonablemente bastante desconfiado, no solamente por las ansias personalistas de sus miembros, sino por las variopintas agendas que se presentan.

«Los análisis de coaliciones políticas y la propia experiencia de las mismas nos revelan que toda coligación enfrenta desafíos frente a las tensiones que supone el solapamiento de agendas», explicó.

«En otras palabras, no se trata sólo de juntar personas sólo porque coinciden contra la dictadura. Lo esperado es que se posicionen contra la dictadura, pero no sólo por eso significa que las agendas particulares se hayan transformado ya en colectivas», y eso, con tensiones incluidas, es lo que está ocurriendo en el país, razonó.

El desafío, por tanto, está en decidir los criterios por los cuales una agenda en particular se va a transformar en colectiva, consideró.

¿Reconstruir democracia o mantener privilegios?

Sobre el protagonismo que deben tener los movimientos de jóvenes, hizo ver que ellos consideran que la trayectoria democrática de Nicaragua hasta ahora han sido arreglos de cúpulas y justo ese fue uno de los detonantes para que estallara la crisis de 2018.

«Me parece que aquí no se trata de quién es más o menos protagonista, o mejor dicho, a quien le toca más qué cosa. No niego que los jóvenes fueron las principales víctimas de 2018, no sólo con la pérdida física de sus vidas, sino del futuro en su conjunto, pero eso no significa que nadie más que ellos tienen la clave para superar la crisis», reflexionó.

«Aquí todos, absolutamente todos, incluyendo todas las generaciones, deben ser considerados y asumir responsabilidades frente a una eventual reconstrucción democrática de Nicaragua», dijo.

En el caso de actores como el Partido Liberal Constitucionalista (PLC) —principal de oposición a Ortega en la Asamblea Nacional y señalado por sus adversarios de colaborar con el sandinismo—, así como el sector empresarial, opinó que «deben clarificar si están dispuestos a apostar verdaderamente por una reconstrucción de la democracia o por mantener los privilegios de toda la vida».

Un proyecto de nación

«No apostaría a acuerdo mínimo sólo porque hay elecciones (en noviembre de 2021), que dicho sea de paso no generan confianza. Apuesto porque todos expliciten cuáles son sus máximos de proyecto político y los demás ya decidirán si acompañan o no», planteó.

Para Meza, la unidad debería ser alrededor de una reconstrucción de país y no solamente alrededor de unos comicios, «pues mañana ya habrán pasado las elecciones, queda nuevamente Ortega reelecto, ¿y?».

Sobre la crisis por unificar una coalición opositora, Meza dijo que se ha hecho difícil porque «la unidad de pautas, agendas y proyectos no son un proceso fácil, sobre todo cuando no sabemos cuál es la gran agenda».

La gran agenda no debe ser sólo derrocar Ortega, que no es nada fácil en este actual contexto, sino cuáles son las apuestas de ese esfuerzo colectivo para encauzar el país en una experiencia democrática, cuál es la iniciativa para la reparación de víctimas, justicia y no repetición de lo vivido en 2018, y qué piensan hacer para recobrar la confianza sobre el sistema de justicia, Policía y Ejército.

«Es un trabajo monumental que, antes que nada, se lo debemos a más de 300 muertos y presos políticos y además nos debe hacer recapacitar que nunca va a corresponder hacer sólo a un único sector», que no va alcanzar nunca en unos simples comicios, finalizó.

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