La operación «campanazo» contra el excanciller, Francisco Aguirre Sacasa, fue un plan desde el régimen orteguista cuyo propósito es achacar las profanaciones a los templos a la oposición política y elite económica del país, aseguran Dora María Téllez y Eliseo Núñez, ambos opositores al régimen Ortega-Murillo.
“Es muy probable que alguien que conoce la afición de Chico Aguirre por comprar antigüedades y que haya conocido de ese nexo, y que él mismo reconoció que tiene con ese hombre (el vendedor de campanas) que le ha vendido en otras oportunidades, le hayan montado una trampa para servirle al régimen y argumentar que los actos de vandalismo y profanación contra las iglesias no ha sido una obra política de la dictadura sino de ladrones comunes que pueden tener nexos con gente de la oposición y eso sería el argumento de los tuiteros y troles orteguistas”, sostiene la exguerrillera.
Para Dora María las consecuencias no existe, por eso cuestiona la hipótesis de que el hecho haya sido casual y empañado así al exdiplomático liberal.
La exguerrillera cuestiona, «¿cuántas casualidades existen aquí? Aquí las casualidades no existen. Tampoco no es casual que lo hayan enchachado y lo hayan presentado como tope, eso no es nada casual. Es ya, inmediatamente una deliberación política y que inmediatamente lo hayan soltado es una deliberación política también, por tanto, todo lo que viste allí es el resto de trama, ya que si antes no existía la trama, existió después; ahora, fue liberado por ordenes de arriba. Entonces ¿cuánto cobra esa orden de arriba? Bueno, eso está allí sobre la mesa, porque ¿cuándo has visto vos a los Ortega-Murillo dar puntadas sin hilo en esa materia? La verdad, nunca han dado un peso gratis”.
Eliseo Núñez: Policía estudió afición de Aguirre para la operación «campanazo»
Para el exdiputado y analista político opositor, definitivamente la operación «campanazo» tiene trasfondo político y no descarta que la Policía sandinista le tendió trampa a Aguirre Sacasa, midiendo bien a este por su afición a los artículos e imágenes antiguas.
“Para mi la policía le puso a los ladrones a venderle antiguedades y que él siempre las compra, incluso, yo de el estaría preocupado porque lo estudiaron tan bien que saben que los que rematan la transacción son los choferes; entonces, la posibilidad de que él se fijara bien en ese negocio era baja y según la narrativa de Aguirre es que terminaron negociando el precio de las campanas con el chofer. Fue algo bien estudiado y él cayó en la trampa, la cual nunca imaginó”, explica Núñez.
La parte política del caso es atribuir a los opositores toda la profanación que el régimen ha hecho los templos, interpreta Núñez.
“¿Qué persigue esto? El trasfondo es trasladar el tema de la profanación de los templos a otros segmentos de la población que no solamente es por opositor, en este caso, Aguirre Sacasa proviene de la élite del país. El régimen cree que los católicos somos de la élite blancos, clase alta y que ese es el representante clásico de un católico en Nicaragua. Entonces, a Aguirre Sacasa lo ponen como esa figura y la profanación de los templos la desvían de la orden que dio Rosario Murillo de profanar templos y que la cúspide de eso fue la quema de la Sangre de Cristo”, aseguró Nuñez.
El opositor afirma que la operación del régimen, de trasladar la responsabilidad de profanación de los templos a los católicos, es una perversidad porque básicamente quieren dar la imagen que tras la profanación a los templos hay el interés económico de una élite empresarial y política.