Los republicanos en la Cámara Baja aprobaro el jueves, un plan fiscal y presupuestario impulsado por el presidente, Donald Trump, que incluye un impuesto de 3.5% a las remesas, en vez del 5% previsto inicialmente.

El plan fiscal ahora pasa al Senado, donde le espera otra ardua batalla en busca del voto final.

El impuesto del 3.5% se aplicaría a los envíos hechos por indocumentados, inmigrantes con residencia permanente, visas de trabajo o amparados con cualquier beneficio migratorio. Los ciudadanos estadounidenses estarían exentos del gravamen.

Más del 80% de los migrantes nicaragüenses en Estados Unidos no son ciudadanos norteamericanos, y solamente un 10% de los nicaragüenses que viven en Estados Unidos completó los trámites para obtener la ciudadanía.

El politólogo Manuel Orozco, investigador en temas de migración, remesas, y desarrollo, en el Diálogo Interamericano estimó que unos 50 millones de migrantes, que ya pagan impuestos en Estados Unidos se verían afectados por la nueva tasa.

Plan fiscal de Trump

El megaproyecto bautizado por Trump como ‘El gran y hermoso proyecto de ley’ pasó con un estrecho margen de 215-214, con todos los demócratas en contra y la gran mayoría de los republicanos a favor, menos dos que le dieron un ‘No’.

La sesión nocturna en el hemiciclo duró más de 24 horas y el voto final llegó luego de que miembros del ala conservadora del Partido Republicano cambiaron su posición contraria a un aumento del déficit nacional.

La aprobación sofocó los aislados actos de rebeldía de los indecisos, que buscaban profundizar en los recortes al gasto y agilizar su entrada en vigor. El Comité Nacional Republicano consideró que hubo una “muy significativa victoria para el pueblo estadounidense”.

El megaproyecto busca extender las exenciones fiscales de Trump en su primer mandato (2017-2021) y añade nuevas rebajas, como las exenciones a las propinas y a las compras de automóviles fabricados en el país, junto a un incremento en los fondos para la gestión de la frontera y la aplicación de la dura política migratoria del presidente.

El aumento en el gasto público se compensaría con recortes a programas de seguridad social en más de 1 billón en la próxima década, que incluyen restricciones a la asistencia sanitaria Medicaid y Medicare.

Los fondos federales del Medicaid se reducirían en casi 700 000 millones, según la CBO, una oficina independiente que lleva la contaduría del Capitolio. El Medicare podría ver un descenso de 500 000 millones para mantener el déficit dentro de los márgenes legales fijados por el Congreso.

La  Oficina de Presupuesto del Congreso, CBO, advirtió que es posible que esa cifra aumente y añadió que la ayuda de cupones de comida también sufriría recortes de unos 267 000 millones de dólares.

Esto significaría que millones de personas quedarían sin cobertura en estos programas, que benefician a gente de bajos recursos y condiciones médicas.

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