El padre Marcos Somarriba, párroco de la iglesia Santa Agatha, realizó un duro paralelismo entre quienes rechazan la voz de Jesús y los “cabritos” del Evangelio, señalándolos como destructores del bien común.
La oveja, dijo Somarriba, no tiene deseo de lastimar, golpear o pelear con otros seres vivos, porque obedece la voz del pastor, las acciones y comportamientos de los que se han salido del rebaño les define como destructivos al igual que los cabros que no producen, más todo lo arruinan y destruyen.
«Existen pastores falsos y asalariados, son los cabros que se han impuesto a la fuerza y se han metido en nuestro pueblo, solo a destruir han llegado, todo lo hacen polvo y miseria, han destruido la paz, han destruido la justicia y el derecho, han destruido a la familia y han aniquilado a todos los que reclaman que se les trate como Dios trata a su rebaño», dijo el sacerdote.
La diferencia
Añadio que todos aquellos y aquellas que se auto proclaman “los pastores”, que obligan a las ovejas a seguirles por medio de la extorsión y la violencia a obedecerles son asalariados y los asalariados no tienen el mas mínimo interés en el beneficio de nadie más, sino en el negocio que les pueda beneficiar a ellos y a los suyos.
«Los que se piensan que son dueños y señores del rebaño de Dios son malandrines que lo que buscan es sacrificar y desangrar a las ovejas, buscan que su voz sea la única que sea escuchada y la única que sigan como borregos inmaduros y sin criterio propio, no importando que sean llevados como los cerdos poseídos por los malos espíritus al acantilado y se ahoguen en y por la arrogancia de sus decisiones», dijo Somarriba.
Añadió que al Buen Pastor “nadie le arrebatará”, las ovejas de las manos, expresión que sugiere el papel de la mano de Dios y de Cristo que impiden a los corazones de las personas ser arrebatadas por otras fuerzas negativas.
Somarriba dijo que en la Biblia, la mano, en algunos contextos, es una metáfora que indica la fuerza de Dios que protege. Por otra parte, el verbo «arrebatar» sugiere la idea que la comunidad de discípulos no estará exenta de los ataques del mal y de las tentaciones, como está pasando hoy en nuestros pueblos, la iglesia está siendo atacada porque sencillamente no escucha otra voz que la de Jesús el buen Pastor.
«La Iglesia no dialoga con el diablo, no dialoga con los espíritus malignos, sino que los expulsa, el Cuerpo de Cristo tiene poder para expulsar y no tiene obligación de dialogar con el mal, la iglesia no está en venta, ya fue comprada al precio de la sangre del Cordero inmaculado», dijo.