El obispo Auxiliar de Managua, Monseñor Silvio José Báez, una vez más alzó la voz para denunciar la represión de la dictadura sandinista ha ordenado en contra de la Iglesia Católica de Nicaragua, a la cual a amenazado nuevamete para que no realice procesiones en Semana Santa.

«La dictadura de Nicaragua ha prohibido procesiones en la calle. Lo que no podrán impedir es que el Crucificado revele su victoria en cada lucha por la verdad y la justicia, en cada esfuerzo por defender la dignidad de las personas y en cada acto de solidaridad por las víctimas», escribió éste domingo de Ramos el obispo Auxiliar en el exilio debido a la persecusión política.

Terror y amenazas

En los días previos a la Semana Mayor, el régimen reactivó su estrategia de intimidación contra la Iglesia Católica en Nicaragua. Jefes policiales han retomado las llamadas “visitas de cortesía” a parroquias para advertir a los sacerdotes que, si se atreven a salir en procesión, serán arrestados. También se ha prohibido el uso de pólvora en las celebraciones litúrgicas, en una nueva muestra del hostigamiento estatal contra la libertad de culto.

Las procesiones están prohibidas en Nicaragua desde el 2023 cuando la dictadura sandinista arreció la persecución contra miembros de la Iglesia, principalmente obispos, sacerdotes y seminaristas.

«La dictadura impidió que niños del preescolar Mariano Dubon de la ciudad de León, hicieran su tradicional Via Crucis previo a Semana Santa. Los pequeños tuvieron que hacer la actividad en las instalaciones del centro educativo», denunció en su cuenta de X el viernes 11 de abril la doctora Martha Patricia Molina, autora de la investigación «Niaragua, una iglesia perseguida».

Ni judeas ni nada 

Desde 2023, la dictadura que encabezan Daniel Ortega y Rosario Murillo suspendió de facto las presentaciones de las Judeas. Las populares Judeas —que recrean la vida, pasión, muerte y resurrección de Jesucristo— se realizaban en las afueras de las parroquias, las calles, plazas y parques de comunidades, comarcas y municipios nicaragüenses, durante la Cuaresma y Semana Santa, pero han desaparecido del mapa porque los tiranos así lo determinaron.

Fue la transmisión de una de estas actividades la que provocó que el periodista Víctor Ticay, fuera secuestrado por la dictadura y condenado a prisión, para luego ser desterrado del país en el grupo de los 135 en septiembre de 2024.

«No, no podemos salir a las calles. Solo hacemos actividades dentro de la parroquia, es decir en el parqueo y en el templo», dicen los feligreses al hablar de la terrible situación impuesta.

La policía llega a vigilar y estaciona las patrullas afuera de la parroquia. Los policías esperan a que terminen las actividades o rezos «como asegurándose de que nadie salga o al menos que hagan el intento».

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