Dictador ortega
El dictador Daniel Ortega saluda a su canciller más servil, el indeseable Denis Moncada, su nueva ficha al SICA.

La dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo enfrenta una nueva derrota diplomática, la cuarta en fila, tras el rechazo unánime de cuatro países del Sistema de la Integración Centroamericana (SICA) a su cuarta terna de candidatos para la Secretaría General.

En respuesta, el régimen lanzó una comunicación cargada de amenazas hacia Costa Rica, Guatemala, Panamá y República Dominicana, acusándolos de «insubordinación» y adelantando posibles «medidas» en su contra.

El espía sandinista que funge como canciller del régimen, Valdrack Jaentschke, calificó la posición de los países como una acción “irrespetuosa e impositiva”.

En círculos diplomáticos crece el consenso de que las ternas propuestas buscan afianzar el control político del régimen orteguista sobre el SICA.

La comunicación sostiene que esta decisión constituye un “bloqueo ilegal” a Nicaragua y acusa a los países firmantes de caer en un “desacato vergonzoso”.

“Esta insólita insubordinación no solo viola el derecho que nos rige en el marco del SICA, sino que exhibe una posición excluyente y discriminatoria hacia nuestro país. Nicaragua está considerando algunas medidas que comunicaremos oportunamente”, señaló Jaentschke en el documento.

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Dictadura de Nicaragua sigue fracasando en sus intentos por ocupar a toda costa el SICA.

Un historial de rechazos y amenazas en el SICA

Esta es la cuarta ocasión consecutiva en que el organismo regional rechaza una terna presentada por el régimen de Nicaragua.

Desde 2022, el régimen ha intentado imponer figuras altamente cuestionadas, todas vinculadas a su círculo de poder.

Entre los candidatos más polémicos está el propio Valdrack Jaentschke, quien este año fue rechazado para el cargo debido a su historial como espía y operador político clave del régimen.

Jaentschke, conocido por su cercanía a Rosario Murillo, es pieza central en la política exterior del régimen, caracterizada por el aislamiento internacional y una creciente alineación con China, Rusia e Irán.

En 2024, el régimen apostó por Denis Moncada Colindres, exministro de Relaciones Exteriores y un diplomático sancionado moralmente por su papel en la justificación de la represión contra opositores en foros internacionales.

Moncada, quien dirigió la salida de Nicaragua de la Organización de Estados Americanos (OEA) tras asaltar policialmente su sede en Managua, está catalogado como un símbolo radical de la política de confrontación de Ortega.

El rechazo actual también incluye a Arling Patricia Alonso Gómez, diputada sancionada por Estados Unidos por corrupción, y a Johanna Vanessa Flores Jiménez, ministra de la Familia, considerada una figura leal al régimen sin experiencia en el ámbito internacional.

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Canciller de Nicaragua SICA
La dictadura sandinista quiere desviar la atención internacional sobre sus crímenes de lesa humanidad anunciando un cambio de canciller: Denis Moncada sale y entra el espía represor Valdrack Jaentschke.

Jaentschke y Moncada: perfiles sinistros

Valdrack Jaentschke, actual canciller de Nicaragua, está señalado por organismos internacionales y exdiplomáticos como un operador político al servicio de la represión interna del régimen.

Con un pasado vinculado a la inteligencia sandinista en los años 80, Jaentschke es acusado de utilizar su posición para perseguir a disidentes y consolidar el control de Ortega en organismos internacionales.

Por su parte, Denis Moncada tiene sus antecedentes como general en retiro del ejército sandinista, desde donde ayudó a encubrir el asesinato del adolescente Jean Paul Genie a manos del escoltas del general Humberto Ortega.

Durante su gestión como canciller, Moncada lideró la defensa del régimen en organismos internacionales, justificando la persecución de opositores, la censura a medios de comunicación y el encarcelamiento de líderes políticos.

En 2021, fue uno de los artífices del abandono de Nicaragua de la OEA, un movimiento que dejó al país aún más aislado diplomáticamente.

Ambos son vistos como piezas clave en la estrategia del régimen para controlar el SICA y utilizar el organismo como una herramienta para sus intereses geopolíticos, incluida la promoción de alianzas con actores como China, Rusia e Irán.

denis Moncada SICA
El excanciller al servicio de la dictadura de Nicaragua, Denis Moncada, presiona para que Centroamérica lo apruebe como secretario del SICA como una ficha de la dictadura.

SICA: un organismo paralizado por la dictadura

El cargo de Secretario General del SICA, vacante desde noviembre de 2023, ha estado en el centro de las disputas diplomáticas debido a la insistencia del régimen en colocar a figuras sin la imparcialidad requerida por el Protocolo de Tegucigalpa.

Este documento establece que el titular debe ser una persona con reconocida vocación integracionista, imparcialidad e independencia, requisitos que los candidatos orteguistas no cumplen según los países firmantes del rechazo.

Analistas regionales señalan que la insistencia del régimen en imponer ternas cuestionadas responde a su interés de desarticular cualquier oposición interna en el SICA y favorecer su agenda política.

Entre sus objetivos estaría el reconocimiento de China como socio observador, en detrimento de Taiwán, y la inclusión de Rusia en el organismo.

Un futuro incierto para la integración centroamericana

La amenaza de “medidas” contra los países que rechazaron la terna ha encendido alarmas sobre posibles acciones unilaterales de Nicaragua que podrían desestabilizar aún más el ya debilitado sistema de integración regional.

“La dictadura de Ortega no está interesada en fortalecer la integración, sino en convertir al SICA en una extensión de su proyecto autoritario”, afirmó Carlos Murillo Zamora, experto en relaciones internacionales.

Mientras tanto, los países miembros enfrentan el reto de mantener la institucionalidad del organismo sin ceder a las presiones del régimen orteguista, cuyo aislamiento diplomático sigue siendo evidente.

La Secretaría General del SICA, a más de un año de estar vacante, sigue siendo un punto de disputa que refleja las profundas fracturas en la región y los desafíos de enfrentar un régimen que ha hecho de la confrontación su estrategia principal.

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