En medio de una ola de represión sin precedentes y el desmantelamiento progresivo de las instituciones democráticas en Nicaragua, el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha emitido un informe que elogia el desempeño económico del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
El respaldo del FMI ha generado fuertes críticas, al considerar que valida una dictadura señalada por violaciones sistemáticas de derechos humanos y el debilitamiento del estado de derecho.
El informe, elaborado tras una misión encabezada por Alina Carare, destaca el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) real en un 4,5 % durante 2023, la acumulación de reservas internacionales y la baja inflación.
Sin embargo, omite mencionar cómo las políticas autoritarias y la consolidación de un régimen dinástico han llevado a una crisis de derechos fundamentales y al éxodo masivo de ciudadanos.
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Economía y represión: dos caras de una dictadura
Mientras el FMI resalta la «resiliencia económica» de Nicaragua, el régimen Ortega-Murillo continúa utilizando el aparato estatal para perseguir y silenciar a opositores.
Desde 2023, al menos 546 personas han sido despojadas de su ciudadanía y bienes, mientras se fortalecen leyes que restringen la libertad de expresión y el pluralismo político.
Estas medidas forman parte de una estrategia más amplia para consolidar un control absoluto sobre las instituciones del país.
“El FMI parece ignorar que esta ‘estabilidad económica’ se basa en un modelo represivo que elimina cualquier forma de disidencia. Este tipo de respaldo técnico es profundamente problemático”, señaló un analista exiliado.
Desmantelamiento democrático y migración forzada
El informe del FMI pasa por alto la eliminación de garantías democráticas clave, como la prohibición de la tortura y el pluralismo político en la Constitución, aprobada recientemente por la Asamblea Nacional controlada por el régimen.
Tampoco aborda el impacto de la migración forzada, que ha llevado a más de medio millón de nicaragüenses a abandonar el país desde 2018.
“La dictadura ha creado un clima en el que cualquier crítica es castigada, y esto obliga a las personas a emigrar. No es sostenible hablar de crecimiento económico sin considerar el costo humano que implica esta represión”, expresó el analista exiliado.
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FMI legitima economía sin reformas democráticas
Aunque el FMI reconoce riesgos vinculados a las sanciones internacionales y la falta de transparencia judicial, su informe no condiciona el apoyo financiero a reformas que restauren las libertades políticas y el estado de derecho en Nicaragua.
Esto ha suscitado críticas de sectores que consideran que el organismo está avalando la consolidación de un régimen dictatorial.
“El FMI debería utilizar su influencia para exigir reformas democráticas, en lugar de legitimar la estabilidad económica de una dictadura”, opinó el analista independiente.
“Este tipo de respaldo técnico refuerza al régimen Ortega-Murillo en un momento en el que el país vive una crisis democrática sin precedentes”.
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Un llamado ético a la comunidad internacional
El informe también destaca las recomendaciones del FMI para mejorar el clima empresarial y la inclusión financiera, ignorando cómo el régimen ha utilizado estas herramientas para consolidar su poder.
Según expertos, la comunidad internacional debe garantizar que cualquier apoyo financiero esté condicionado al cumplimiento de estándares mínimos de derechos humanos.
“La estabilidad económica no puede ser excusa para avalar el desmantelamiento de las instituciones democráticas”, subrayó el experto exiliado en Costa Rica.
“El FMI debe reconocer que su papel va más allá de las cifras y tiene implicaciones éticas significativas”.
El aval del FMI al régimen Ortega-Murillo llega en un momento crítico para Nicaragua, cuando el país enfrenta no solo una crisis política y social, sino también el riesgo de que estas prácticas autoritarias se normalicen en el escenario internacional.