El padre Marcos Somarriba, párroco de la iglesia Santa Agatha en Miami, dijo este domingo, que existen algunos «supuestos líderes» en el mundo que hacen cualquier cosa para mantenerse en el poder, incluso manipulan la Palabra de Dios, para soportar sus régimenes de opresión, pero recordó que no puede nadie afirmar que ama a Dios mientras acaba con la vida, la dignidad y la libertad de la gente.
Somarriba basado en el pasaje del evangelio de Marcos, relacionado con el más importante de los Mandamientos de Dios, expuso que se resume en amar a Dios sobre todas las cosas y amar al prójimo como a uno mismo. Y en base a ello explicó su homilía a la luz de lo que ocurre en países como Nicaragua, Cuba y Venezuela, donde se oprimen libertades y por ello, se está más lejos de la voluntad del Creador.
«Algunos ´líderes´ utilizan símbolos y discursos religiosos para justificar su poder y sus acciones, distorsionando así el mensaje del amor y la justicia central en la fe. Esto no solo le roban valor a la voz de los creyentes que abogan por la justicia, sino que también pervierte el mandamiento de amar a Dios, utilizable para perpetuar sistemas de opresión y estilos de vidas marcadas por la violencia que muestran en sus manos manchadas de sangre inocente», dijo Somarriba.
San Marcos, dijo el párroco de Santa Agatha, aborda este mandamiento importante y permite una interpretación profunda en el contexto de la vivencia bajo personas sin escrúpulos.
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Los dictadores no aman, odian
«Quien no sabe de amores no conoce otra cosa que tomar ventaja, sabe de abusos y maldades que autodestruyen su propia existencia, quienes no conocen más que el odio viven vidas miserables que les conducen a ser muertos en vida aun cuando se piensan poderosos y en control de sus destinos, quien no sabe de amores vive su vida en la mentira y la falsedad, viven una falacia creyendo ser una realidad a sus ojos», dijo Somarriba.
Añadió que Jesús establece que amar a Dios y amar al prójimo son los mandamientos fundamentales. «En un régimen dictatorial dominado por gente sin escrúpulos, donde la deshumanización y la opresión son comunes, vivir estos mandamientos se convierte en un acto de resistencia espiritual. La defensa de la dignidad humana y el apoyo mutuo entre los oprimidos son formas prácticas de manifestar el amor al prójimo», explicó el sacerdote.
Y sostuvo que en las dictaduras, los que no saben de amores, a menudo caracterizan a sus líderes como personas que carecen de principios y que están dispuestas a sacrificar la justicia por el poder. Asimismo dijo que la enseñanza de Jesús actúa como una crítica directa a estos líderes y sus métodos, sugiriendo que el verdadero liderazgo y poder se manifiestan en el amor y el servicio a los demás, no en la opresión.
Amar al prójimo y ser empático, símbolo de resistencia pacífica
«Para los hermanos/as que viven bajo dictaduras, el amor al prójimo se traduce en solidaridad. Comunidades que se organizan para cuidar a los afectados por la represión y que se apoyan mutuamente a menudo encuentran fuerza en su colectivo. Este acto de amor se convierte en una forma de resistencia contra la deshumanización impuesta por los regímenes autoritarios», dijo Somarriba.
Por eso expresó, que este pasaje llama a la reflexión sobre la ética en situaciones críticas. En un entorno donde las decisiones a menudo son difíciles y pueden comprometer principios morales, Jesús invita a las personas a examinar continuamente cómo sus acciones reflejan el amor a Dios y a los demás. «Esto es fundamental en un contexto donde el miedo puede llevar a la complicidad o la apatía», afirmó.
Somarriba dijo que los que viven en circunstancias donde prevalece el odio y la opresión pueden encontrar en el amor al prójimo y en su fe la fuerza para la resistencia pacífica, siendo un testimonio de que incluso en las circunstancias más desalentadoras, hay un llamado a la integridad personal y comunitaria.
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La dictaduras del Continente
De igual manera Somarriba explicó que el pasaje bíblico de Marcos, que enfatiza la importancia de amar a Dios y al prójimo, se vuelve especialmente relevante al considerar las realidades de países donde los derechos humanos son violados por personajes autoritarios y desalmados como Nicaragua, Cuba y Venezuela.
En regímenes autoritarios, sostuvo el prelado, la represión política a menudo conduce a la deshumanización de los oponentes y al violar derechos fundamentales, se ignora la dignidad del ser humano, lo que contradice el mandamiento de amar al prójimo.
«Las políticas que implican encarcelamientos arbitrarios, torturas y ejecuciones extrajudiciales muestran cómo el amor y el respeto por la vida y derechos de los demás son desechados», dijo.
«Los regímenes totalitarios fomentan la división entre la población, presentando a quienes critican al gobierno como enemigos. Esta polarización crea un ambiente donde la solidaridad y el apoyo mutuo, esenciales para una verdadera práctica del amor al prójimo, se ven socavados. En lugar de cultivar relaciones basadas en la compasión, se instiga al miedo y la desconfianza», añadió.
La criminalización de la disidencia y perpetuar la impunidad
Insistió Somarriba en que en países como Nicaragua, Cuba y Venezuela, donde la crisis económica ha llevado a la escasez de alimentos y medicamentos, la falta de atención a las necesidades básicas de la población, se traduce en una violación del deber de amar al prójimo y la indiferencia ante el sufrimiento de otros contradice el llamado a cuidar y mantener la dignidad humana.
«El temor a represalias puede silenciar el amor y la voz de aquellos que quieren actuar en favor del prójimo, lo que refleja una relación completamente opuesta a los mandamientos de Jesús», dijo.
A la vez refirió que la ausencia de un sistema judicial independiente en regímenes como los que prevalecen en esas tres naciones perpetúa la impunidad.
Los actos de violencia y violaciones de derechos quedan sin sanción, lo que genera un ciclo de sufrimiento y desconfianza que erosiona la posibilidad de construir una comunidad basada en el amor y la justicia.
«A pesar de la opresión, hay movimientos en estos países que se oponen a las violaciones de derechos, buscando restaurar la dignidad y la justicia. Este esfuerzo refleja el espíritu del mandamiento de Jesús, demostrando que el amor al prójimo puede manifestarse incluso en las circunstancias más difíciles, impulsando a las personas a actuar por el bienestar de los demás. Estos líderes vacíos de amor hacen caso omiso que lo siembran cosecharan». concluyó.