Los diputados de la dictadura criminal Ortega-Murillo, en el foro conocido popularmente como La Chanchera (porqueriza, corral de cerdos), declararon a Israel y su gobierno como “enemigos de la humanidad”, en una escalada retórica que busca justificar la ruptura de relaciones diplomáticas.
Posteriormente, la vocera de la dictadura, la siniestra Rosario Murillo, anunció el rompimiento de las relaciones internacionales, dando seguimiento a la solicitud de sus diputados de bolsillo.
Murillo anunció que ya se habían instruido a la Cancillería para romper relaciones con Israel, tras la petición de la asamblea porcina.
El acto es el último de una serie de provocaciones del régimen contra Israel, a quien acusaron de delitos contra la humanidad ante la Corte Internacional de Justicia, junto con Alemania como presunto «cómplice».
La Chanchera celebró este viernes una «sesión especial» en la que los diputados de la dictadura, ampliamente criticada en sectores internacionales por sus violaciones a los derechos humanos, asumió como «política exterior» el alineamiento del régimen sandinista con actores extremistas en el Medio Oriente, como los grupos terroristas Hamás y Hezbolá, en contra de Israel.
Durante la sesión, el presidente de la porqueriza, Gustavo Porras, ladró una declaración en la que se acusó al gobierno israelí de «genocidio» y «crímenes de lesa humanidad» contra los terroristas de Hamas, en lo que describió como una “guerra de exterminio”.
«El Gobierno de Israel, enemigo de la humanidad, pretende extender su barbarie en todo el Medio Oriente; poniendo en peligro la paz y la seguridad mundial», gruñó el sancionado Porras.
Lea: Un año del ataque de Hamás a Israel y cómo estalló la guerra
«Oink oink», dijo Porras sobre Israel
La declaración demoniza al Estado israelí y su pueblo, presentándolo como responsable de la supuesta destrucción sistemática de Palestina, lo que ha sido calificado como una manipulación del discurso humanitario con fines políticos.
“Este genocidio sionista constituye uno de los peores crímenes del siglo XXI”, aseguró Porras, quien pidió al régimen dictatorial de Ortega y Murillo considerar la ruptura total de relaciones con Israel.
La retórica incendiaria empleada durante la sesión es parte de un esfuerzo del régimen sandinista por desviar la atención de sus propias violaciones a los derechos humanos y ganar simpatía entre los adversarios de Occidente.
La declaración de la Asamblea, que incluyó la acusación de que Israel es un “enemigo de la humanidad”, refleja el creciente aislamiento diplomático de Nicaragua, al tiempo que su gobierno estrecha lazos con actores como Rusia, China, Corea del Norte e Irán, que apoyan a los grupos terroristas Hamás y Hezbolá.
Talibanes sandinistas berrean por su beeper
Estos grupos, responsables de ataques indiscriminados contra civiles israelíes, han sido omitidos deliberadamente en los discursos oficiales de Managua.
La condena a Israel contrasta con el silencio del régimen sobre sus propias violaciones a los derechos humanos, con miles de nicaragüenses sufriendo persecución, exilio y represión desde 2018.
Investigadores internacionales de la ONU, Unión Europea y Estados Unidos han documentado y denunciado los crímenes de lesa humanidad y abusos cometidos por los sandinistas contra su propio pueblo que demanda libertad y democracia.
En su discurso, el diputado sancionado por corrupción y violaciones de derechos humanos, ignoró que las causas de la guerra fue la invasión terrorista y sangrienta de Hamas a Israel en octubre de 2023.
Según el ex embajador de Nicaragua ante la OEA, Arturo McFields, esta sería la tercera vez que los sandinistas rompen con Israel.
“Nicaragua esta cada vez más lejos de la democracia y más cerca del terrorismo de Irán, Hezbolla y Hamas. Por tercera vez rompería relaciones con Israel lo hicieron en 1982, en 2010 y ahora en 2024”, dijo en su cuenta de X