Profesor Arteaga
Profesor Francisco Arteaga, desterrado de Nicaragua.

A un mes de la excarcelación de 135 personas consideradas presas políticas por criticar el accionar del régimen de Daniel Ortega contra la población e Iglesia católica en Nicaragua, la Voz de América conversó con el profesor desterrado Francisco Arteaga.

Su rostro se viralizó al gritar «viva Nicaragua libre” a bordo del bus que lo trasladaba, junto a decenas de los desterrados, en su arribo a Guatemala, país que los acogió.

Arteaga aseguró que la emoción de sentirse libre de prisión y el sueño de que su país pueda salir del autoritarismo, lo motivaron a lanzar ese grito.

“Era el momento de manifestar ese deseo de libertad que teníamos, y que, aun así, nosotros seguimos adelante en esta lucha, de pensar siempre en una Nicaragua libre, dispuestos a seguir en esta lucha y con la esperanza que en Nicaragua algún día aflore la democracia y la libertad de culto”, aseguró.

Francisco es un reconocido profesor de Totogalpa y se califica como un “laico comprometido con la iglesia católica”.

Dijo que su captura se derivó de mensajes que publicaba en redes sociales, contra la represión a la iglesia católica:

“Me molestaba entrar a una iglesia donde afuera había policías, que era una señal que no podíamos salir en una procesión, no podíamos manifestar nuestro culto libremente, no solamente para la iglesia católica, sino también para las iglesias evangélicas, que les fueron prohibidas sus actividades”.

Profesor Francisco Arteaga, desterrado de Nicaragua
Profesor Francisco Arteaga, desterrado de Nicaragua por la dictadura criminal de Daniel Ortega y Rosario Murillo.

“No puedo regresar a Nicaragua”

El 10 de septiembre, cinco días después de la excarcelación, la Corte Suprema de Nicaragua emitió una resolución donde ordenaba la pérdida de nacionalidad a los 135 nicaragüenses enviados a Guatemala y ordenaba el decomiso de sus bienes.

Francisco explica que, sin nacionalidad, también perdió su proceso de jubilación y ahora, piensa en buscar un trabajo para sobrevivir.

“No tenemos nacionalidad, fueron borrados nuestros registros civiles, en mi caso, ha sido borrado mi proceso de jubilación. Por el momento lo que vamos a hacer es buscar cómo trabajar para sobrevivir, y ver cómo mantenemos la lucha desde afuera también para seguir denunciando las arbitrariedades contra la iglesia, la violación de los derechos humanos”, relató.

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Los 135 nicaragüenses están aún en Guatemala, pero con apoyo de la Agencia para los Refugiados de las Naciones Unidas (ACNUR), la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y la organización Refugio de la Niñez, más el respaldo de los gobiernos de Guatemala y Estados Unidos, avanzan en los procesos de reasentamiento, con la opción de pedir refugio en Guatemala y Estados Unidos, así como en otros países, para empezar una nueva vida.

Sin embargo, aún de lejos, el profesor Arteaga sueña con que la libertad y la democracia sean una realidad en su tierra natal.

“Nosotros creemos que los nicaragüenses podemos hacer una patria diferente, una patria libre, donde haya libertad de pensamiento, libertad de creencia, y creo que los nicaragüenses tenemos la capacidad y la fe de que lo podemos hacer”.

En una entrevista a la Voz de América, Lindsay Jenkins, Asesora del Departamento de Estado de Estados Unidos, de la Oficina de Población, Refugiados y Migración, reiteró que EEUU está garantizando el albergue, la alimentación y atenciones médicas y psicológicas a los excarcelados, así como el proceso de solicitud de refugio que cada uno está realizando, sin dar detalles de los países dónde buscan reasentarse, por seguridad de los involucrados.

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