El Secretario de Estado del Vaticano, Pietro Parolin, expresó en la Asamblea General de Naciones Unidas, la preocupación de la Santa Sede por la persecusión contra la Iglesia Católica en Nicaragua.

“La Santa Sede sigue con gran atención lo que está ocurriendo en Nicaragua y está especialmente preocupada por las medidas que se adoptan contra el personal y las instituciones de la Iglesia” dijo Parolin en la 79ª Sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas.

La persecución de la Iglesia Católica en Nicaragua y la pérdida de la Libertad Religiosa es un flagelo que sufren los ciudadanos, provocado desde el estallido de las protestas sociales en 2018.

Ante la organización de las Naciones Unidas, Parolin dijo que las acciones del regimen “afectan directamente a la cuestión tan sensible de la libertad religiosa. Se espera que junto a los demás derechos fundamentales de los individuos y de la sociedad esta libertad quede protegida de manera adecuada”, dijo el prelado.

El Secretario de Estado del Vaticano aseguró que la Santa Sede desea dialogar con “las autoridades de ese país”, refiriéndose al régimen de Nicaragua.

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El Vaticano cuestiona persecución religiosa en Nicaragua
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Parolin el «canal» con el Vaticano

“Por su parte la Santa Sede desea participar en un diálogo respetuoso y constructivo, con las autoridades del país, con vistas a resolver las dificultades y promover la paz, la fraternidad y la armonía en beneficio de todos”, dijo Parolin.

El funcionario del Vaticano había recibido elogios en el pasado de Rosario Murillo, al indicar que es el canal de «negociación» entre ellos y el Papa Francisco.

Y es que efectivamente Parolin es quien se ha conectado directamente con El Carmen, cada vez que la dictadura decide desterrar a obispos y sacerdotes, además de otras decisiones relacionadas con el silencio de la iglesia en Nicaragua.

Uno de los casos más emblemáticos de la persecusión a la Iglesia Católica es el encarcelamiento del obispo de Matagalpa, Rolando Álvarez, detenido e injustamente condenado a prisión en 2023.

La dictadura ha expulsado del país a más de 150 sacerdotes y 40 de ellos desterrados hacia El Vaticano.

Con el discurso de Parolin, es la primera vez que la Santa Sede se pronuncia directamente sobre estos destierros.

La cantidad de sacerdotes expulsados representa una cuarta parte de los sacerdotes que, hasta 2018, reconocía oficialmente la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN), que trabajaban en la arquidiócesis de Managua y en las ocho diferentes diócesis del país.

El uso de la fuerza contra las iglesias ha sido acompañado de una campaña de desprestigio, en la que Ortega y Murillo han acusado a la Iglesia de ser «golpista» y al servicio de intereses extranjeros.

Otra táctica utilizada por el régimen ha sido el cierre de instituciones religiosas y la expulsión de órdenes religiosas del país.

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