Endemoniado y patético. Así lucío el dictador de Nicaragua, Daniel Ortega, al atacar al Vaticano, acusándolo de formar parte de un «conglomerado del fascismo internacional» en medio de las crecientes tensiones entre su oprobioso régimen y la Iglesia católica.
Durante una cumbre virtual con jefes de Estado de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), Ortega, sentado junto a su terrible pareja Rosario Murillo, afirmó que el Vaticano es un Estado «claramente a favor del imperio», en referencia a Estados Unidos.
Además, acusó a la Santa Sede de haber sido «cómplice de los nazis en Alemania y de los fascistas en España e Italia» durante el siglo pasado.
Estas declaraciones de Ortega llegan un día después de que el papa Francisco hiciera un llamado al «amado pueblo de Nicaragua» para que renovara su «esperanza en Jesús» durante el rezo del Ángelus en el Vaticano.
«Recordad que el Espíritu Santo guía siempre la historia hacia proyectos más altos. Que la Virgen Inmaculada os proteja en los momentos de prueba y os haga sentir su ternura materna», expresó el pontífice, en lo que fue interpretado como un mensaje de solidaridad con el pueblo nicaragüense en medio de la crisis.
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Relaciones tensas con la Iglesia católica y Vaticano
Las relaciones entre la dictadura criminal de Ortega y la Iglesia católica se han caracterizado en los últimos años por una infernal jornada de persecución estatal que incluyen la expulsión y encarcelamiento de sacerdotes, la prohibición de actividades religiosas y la suspensión de relaciones diplomáticas.
Según el informe «Nicaragua: ¿Una Iglesia perseguida?» de la investigadora exiliada Martha Patricia Molina, un total de 245 religiosos han sido obligados al exilio o han sido expulsados de Nicaragua desde el estallido de la crisis social y política en abril de 2018.
En agosto de 2023, Ortega ordenó la disolución de la Compañía de Jesús en Nicaragua y la expropiación de todos sus bienes, una medida que afectó directamente a la orden religiosa a la que pertenece el papa Francisco.
Esta acción se sumó a la condena del obispo Rolando Álvarez, quien fue arrestado y posteriormente desterrado junto a otros clérigos en un acuerdo con la Santa Sede que permitió su expatriación al Vaticano.
La postura del Vaticano ante la dictadura
El papa Francisco ha expresado en varias ocasiones su preocupación por la dramática situación en Nicaragua.
El pontífice ha abogado por el diálogo como una vía para resolver los conflictos y disminuir las agresiones del régimen sandinista al clero.
No obstante, también ha criticado rudamente al nefasto dictador Ortega. En marzo de 2023 lo tildó de «desequilibrado» y calificó a su régimen como una dictadura que combina lo peor del comunismo y el fascismo.
Ortega, sin embargo, ha mantenido una postura desafiante, acusando a la Iglesia de interferir en los asuntos internos del país y de alinearse con potencias extranjeras en su contra.
Las recientes declaraciones contra el Vaticano parecen indicar una escalada en la retórica del mandatario nicaragüense, que sigue enfrentando críticas tanto dentro como fuera de su país.