La Voz de América. La negativa del gobierno de Panamá de otorgar un salvoconducto al expresidente de ese país, Ricardo Martinelli, a petición de Nicaragua, ha causado tensiones entre ambos países.
Un comunicado emitido el viernes por la noche por el Ministerio de Relaciones Exteriores de Nicaragua reclamó que «negar el salvoconducto, constituye una violación a las Convenciones sobre Asilo» y agregó que «el Gobierno del Estado que otorga el asilo, podrá exigir que el asilado sea puesto fuera del territorio nacional dentro del más breve plazo posible».
El expresidente panameño Ricardo Martinelli solicitó asilo en la embajada de Nicaragua, luego de perder el último recurso para anular una sentencia de casi 11 años de prisión, según una nota enviado este miércoles por la Cancillería de Managua a Panamá. Posteriormente buscaba viajar a Managua a petición del régimen de Daniel Ortega.
No obstante, el gobierno de Panamá argumentó su negativa citando el artículo 1 de la Convención sobre el Asilo de 1928, el cual establece que el asilo no podrá ser concedido sino en casos de urgencia y por el tiempo estrictamente indispensable para que el asilado se ponga de otra manera en seguridad.
Al respecto Nicaragua subrayó que «el asilo político debe ser respetado como un derecho humanitario, de acuerdo al derecho internacional y las leyes del país que otorga el Asilo».
«En tal sentido, Nicaragua reitera que el asilo al Señor Martinelli ha sido concedido por considerarse perseguido por razones políticas y encontrarse en riesgo inminente su vida, integridad física y seguridad», dijo el régimen nicaragüense.
Ricardo Alberto Martinelli Berrocal, de 71 años, fue presidente de Panamá desde 2009 hasta 2014.
El exmandatario busca su reelección en los comicios de este año en este país centroamericano, pese a que la Corte Suprema de Justicia rechazó un recurso de casación de su condena por blanqueo de capitales. La Constitución prohíbe elegir a quienes hayan sido condenados a 5 años o más de prisión. Los dictadores convierten a Nicaragua en guarida de corruptos
Martinelli se ha declarado inocente y dice que «su único pecado fue hacer un gobierno que le sirvió al pueblo».