Voz de América. En un hecho inédito en la historia de Guatemala, Bernardo Arévalo, de 65 años y Karin Herrera, de 55, fueron juramentados en horas de la madrugada del 15 de enero como presidente y vicepresidente respectivamente de este país centroamericano, pasado un día de la fecha estipulada por la Constitución Política.
En una ceremonia realizada en el Centro Cultural Miguel Ángel Asturias, Arévalo fue juramentado por el recién electo presidente del Congreso de Guatemala, Samuel Pérez, del Movimiento Semilla para un período de cuatro años iniciando este 2024.
«Me llena de profundo honor asumir esta alta responsabilidad. Mediante la unidad y la confianza podemos transformar Guatemala. Este momento no solo representa un logro personal, sino un paso firme a la democracia», dijo Arévalo en su discurso inicial, quien agradeció el apoyo de la comunidad internacional por el apoyo brindado.
El retraso de la toma de posesión de más de 8 horas, se dio por una falta de acuerdos en el Congreso mientras se elegía a su Junta Directiva y a sus diputados para un nuevo período.
El impasse se destrabó a las 10:30 p.m, del domingo (hora local), luego de que se votara y juramentara a la nueva Junta Directiva encabezada por el diputado Samuel Pérez, del Movimiento Semilla, quien fue electo nuevo presidente del Congreso.
Arévalo, un político «anti-corrupción» que llegó al poder con la promesa de restaurar la democracia en el país, enfrentó un sinnúmero de obstáculos para poder asumir su mandato este lunes, pasada la media noche, en la madrugada del 15 de enero.
Retraso provocó salida de invitados a la toma de posesión
Las más de 12 horas de actividades previas a la juramentación, obligaron a algunos de los invitados a retirarse, como el Rey de España, que abandonó el teatro pasadas las diez y media de la noche, o el presidente chileno, Gabriel Boric, quien se excusó diciendo que debía regresar a su país para cumplir con actividades de su agenda política.
Arévalo, ya como nuevo mandatario guatemalteco dijo que «actores corruptos» buscaban asestar un golpe de Estado en su contra, dirigido por la fiscal de Guatemala Consuelo Porras, sancionada por Estados Unidos que la señala de socavar la democracia en el país centroamericano.
Tras la juramentación de Arévalo, miles de personas se autoconvocaron en la Plaza de la Constitución en el centro histórico de Guatemala para celebrar junto al mandatario su asunción.
Arévalo dijo en su discurso que agradecía a los jóvenes de Guatemala, así como al liderazgo ancestral «que no perdieron la esperanza» ante las complejidades que vivieron tras el triunfo en los comicios presidenciales.
De hecho desde el sábado por la noche decenas de indígenas pernoctaron en la Plaza de la Constitución para rechazar «cualquier intento de golpe de Estado» contra Arévalo.
El retraso de la ceremonia este domingo, encendió nuevamente las alertas de cualquier intento de frenar este proceso por lo que surgieron protestas en la sede del Congreso de la República y el Ministerio Público de Guatemala.
«Estos fueron los últimos recursos de las personas que pretendían dar un golpe de Estado en Guatemala, pero no fue posible por la democracia», dijo a la Voz de América Mercedes Martínez, una líder indígena guatemalteca que esperó por más de 8 horas la asunción de Arévalo en el Centro Cultural Miguel Ángel Asturias.
El mundo está mirando, dice EEUU
Arévalo fue juramentado con el apoyo de la comunidad internacional que estaba expectante de que se completara el proceso constitucional.
La Corte de Constitucionalidad del país emitió un ultimatum para que el Congreso juramentara a Arévalo el domingo, como lo establece la Constitución del país.
Samantha Power, quien encabezó una delegación de Estados Unidos en la asunción de Arévalo en Guatemala, hizo un llamado al Congreso guatemalteco a defender la voluntad del pueblo. «El mundo está mirando», escribió Power en la red social X, antes Twitter.
Mientras que el presidente de Colombia Gustavo Petro, quien se encuentra en Guatemala, dijo en la misma red social, que su delegación no se retiraría hasta la posesión del presidente Arévalo.
Temprano la Unión Europea y la Organización de Estados Americanos (OEA) emitieron un comunicado conjunto con diversos países en donde indicaron que el pueblo guatemalteco expresó su voluntad democrática en elecciones justas, libres y transparentes, por lo que «esa voluntad debe ser respetada».