Voz de America. Las autoridades rusas dijeron este martes que cerraron una investigación criminal sobre la rebelión armada encabezada por el jefe mercenario Yevgeny Prigozhin, sin cargos contra él ni contra ninguno de los otros participantes.

El Servicio Federal de Seguridad, o FSB, explicó que su investigación encontró que los involucrados en el motín “detuvieron las actividades dirigidas a cometer el crimen”.

Durante el fin de semana, el Kremlin se comprometió a no procesar a Prigozhin y sus combatientes después de que se detuvo la revuelta el sábado, a pesar de que el presidente Vladimir Putin los había calificado de traidores.

El cargo por montar un motín armado conlleva una pena de hasta 20 años de prisión. El hecho de que Prigozhin escape al enjuiciamiento contrasta marcadamente con la forma en que el Kremlin ha estado tratando a quienes organizan protestas contra el gobierno.

Muchas figuras de la oposición en Rusia han recibido largas penas de prisión y están cumpliendo condena en colonias penales conocidas por sus duras condiciones.

Nadie sabe de Prigozhin

El paradero de Prigozhin seguía siendo un misterio este martes. El Kremlin dijo que Prigozhin sería exiliado a la vecina Bielorrusia, pero ni él ni las autoridades bielorrusas lo han confirmado.

El proyecto independiente de monitoreo militar bielorruso Belaruski Hajun dijo que un avión de negocios que supuestamente usa Prigozhin aterrizó cerca de Minsk este martes por la mañana.

El lunes por la noche, Putin volvió a criticar a los organizadores de la rebelión como traidores que hicieron el juego al gobierno de Ucrania y sus aliados.

El equipo de medios de Prigozhin, el jefe de 62 años del contratista militar privado Wagner, no respondió de inmediato a una solicitud de comentarios.

La insurrección de corta duración de Prigozhin durante el fin de semana, el mayor desafío al gobierno de Putin en más de dos décadas en el poder, ha sacudido al liderazgo de Rusia.

En su discurso televisado a nivel nacional, Putin buscó proyectar estabilidad y control, criticando a los “organizadores” del levantamiento, sin nombrar a Prigozhin. También elogió la unidad rusa frente a la crisis, así como a los combatientes de Wagner de base por no dejar que la situación se convirtiera en un “gran derramamiento de sangre”.

Más temprano en el día, Prigozhin defendió sus acciones en una declaración de audio desafiante. Volvió a burlarse del ejército ruso, pero dijo que no había tratado de dar un golpe de Estado contra Putin.

En otra demostración de estabilidad y control, el Kremlin mostró el lunes por la noche a Putin reuniéndose con altos funcionarios de seguridad, fuerzas del orden y militares, incluido el ministro de Defensa, Sergei Shoigu, a quien Prigozhin había tratado de destituir.

Putin agradeció a su equipo por su trabajo durante el fin de semana, dando a entender su apoyo al asediado Shoigu. Anteriormente, las autoridades publicaron un video de Shoigu revisando tropas en Ucrania.

Tampoco estaba claro si sería capaz de mantener su fuerza mercenaria. En su discurso, Putin ofreció a los combatientes de Prigozhin ponerse bajo el mando del Ministerio de Defensa de Rusia, dejar el servicio o ir a Bielorrusia.

Prigozhin dijo el lunes, sin dar más detalles, que el liderazgo bielorruso propuso soluciones que permitirían a Wagner operar “en una jurisdicción legal”, pero no estaba claro qué significaba eso.

Lukashenko: «Si Rusia colapsa moriremos todos»

Mientras tanto, presidente de Bielorrusia, Alexandr Lukashenko, aseguró este martes que la «amenaza de un nuevo conflicto mundial nunca ha estado tan cerca» como hoy y advirtió de que «si Rusia colapsa», morirán todos.

En una ceremonia de entrega de grados de general a altos mandos militares, el líder bielorruso afirmó que «si Rusia se derrumba, quedaremos bajo los escombros y moriremos todos».

Lukashenko aseguró que se está tratando de «agitar» la región y «desorientar» a su gente para imponer nuevas reglas y nuevo orden mundial.

«En ese orden ya no estarán nuestros países y nuestros pueblos», agregó.

Según Lukashenko, Occidente aprovecharía de inmediato la situación si se produce el caos en Rusia, en alusión al fallido motín del Grupo Wagner.

A la vez, el líder bielorruso, que medió un acuerdo entre el jefe de Wagner, Yevgueni Prigozhin, y el Kremlin que puso fin a la rebelión armada de los mercenarios rusos el fin de semana pasado, evitó comentar sus detalles.

El presidente ruso, Vladímir Putin, confirmó este lunes que los mercenarios de Wagner que participaron en la rebelión podían sumarse al Ejército regular ruso u otras agencias de seguridad, regresar a sus casas o exiliarse en Bielorrusia.

De acuerdo con medios bielorrusos, este martes el avión de Prigozhin aterrizó en un aeródromo en las inmediaciones de Minsk.

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