Voz de América. A los 222 ex prisioneros políticos nicaragüenses liberados por el gobierno de Daniel Ortega la semana pasada, les tomó por sorpresa su salida de la cárcel y la inmediata expatriación a Estados Unidos, donde ahora la mayoría se adapta a un exilio para muchos «difícil», en el que dicen que tendrán primero que «sanar» para luego seguir la lucha por su país.
El excandidato presidencial y gerente general del diario La Prensa, Juan Lorenzo Holmann Chamorro, la estudiante de Periodismo, Samantha Padilla Jirón, y el líder campesino Medardo Mairena, conversaron este jueves con la Voz de América sobre sus experiencias durante su encarcelamiento y tras su liberación, de la que solo supieron ese mismo día.
«No sabíamos nada», aseguró Holmann sobre su expulsión del país, que vino acompañada de la expatriación y el retiro de la nacionalidad para los más de 200 presos recibidos por EEUU.
La estudiante de 23 años Samantha Padilla, entre las más jóvenes del grupo de opositores excarcelados, asegura que no tuvo «tiempo para pensar» en nada. «Estaba muy emocionada abrazando a tanta gente que no podía ver desde meses, hasta años”, contó sobre el reencuentro con sus compañeros.
Entre los 222 ex presos políticos se encuentran opositores, aspirantes presidenciales, activistas sociales, abogados, periodistas, sacerdotes y diplomáticos. La operación de traslado a Washington se considera como una de las mayores operaciones de este tipo en las que ha participado la Casa Blanca.
«La agresión fue mental»
Los tres exprisioneros recordaron su tiempo en las cárceles de Ortega, como un momento duro, de una constante prueba, en el que, al menos en el caso de ellos, no recibieron castigos corporales, pero sí mucho «maltrato psicológico». Coincidieron en que el aislamiento y la falta de comunicación con sus familias fue de lo peor que tuvieron que vivir.
“Nunca fuimos golpeados, al menos en mi caso y los que estuvieron conmigo, la agresión que ellos hacían era emocional, mental”, afirmó Holmann, que cumplió más de un año en prisión por su abierta oposición al gobierno de Ortega.
Medardo Mairena insistió por su parte en que la fiscalía nunca encontró «pruebas de financiamiento» que supuestamente había recibido por protestar y aún así lo «hallaron culpable». El líder campesino relató como dejó de ver a su hija pequeña durante «un año y medio».
«Nuestras familias también sufrieron torturas psicológicas” similares a las de quienes estuvieron presos, enfatizó Medina quien confesó que se «refugió en la oración», como muchos de sus compañeros, para mantenerse fuerte.
El opositor en el exilio insistió en que «lo único que hacíamos era protestar por defender los derechos humanos» suyos y de sus compatriotas. “Nos arrebataron la calle, pero no nuestra lucha”, afirmó. Desterrados políticos nicaragüenses en EEUU ya piensan en regresar a su país
«Sigo teniendo pesadillas de que estoy presa»
La salud mental y las posibles secuelas tras la prisión fue otro de los temas que abordaron los tres opositores excarcelados durante el conversatorio.
“Actualmente no podemos saber hasta dónde nos afectó. Ahora mismo no siento que necesite acompañamiento psicológico, pero sé que esto se va a manifestar de alguna manera», advirtió Samantha Padilla, quien confesó que aún le cuesta dormir. «Sigo teniendo pesadillas de que estoy presa», reconoció.
Samantha Padilla Jirón llevaba una mascarilla con el logo de la Voz de América en el momento de su detención en Nicaragua.
Para los opositores es muy importante ahora «tomar el tiempo para recuperarnos», indicaron.
«Me voy a tomar un tiempo libre para compartirlo con mi familia, con los míos y digamos sanar un poco las heridas y sanar un poco la mente. No sé lo que voy a hacer, pero sí voy a tratar, no a tratar, voy a hacerlo: a tener tiempo de calidad con mi familia, con mis hijas, y darme ese pequeño respiro y después pensar en qué voy a hacer y cómo lo voy a hacer», adelantó Juan Lorenzo Holmann.
El ex candidato presidencial reflexionó sobre el futuro. «El exilio siempre es difícil, y más cuando este exilio viene ayudado por el destierro (…), pero creo que son cosas que tenemos que superar, y las vamos a superar», aseguró.
Vínculos con La Voz de América
Holmann, periodista y directivo del diario La Prensa, uno de los principales medios en Nicaragua; también enfatizó el papel de los comunicadores dentro y fuera del país centroamericano, entre estos últimos la Voz de América.
«Mi relación con la VOA es un tema interesante, yo nací en Managua, pero fui criado en un pueblo que se llama San Juan del Sur, un puerto en el Pacífico. Ahí la radio no llegaba muy bien, entonces mi mamá lo que hacía es que tenía un radio de onda corta y todos los días en la mañana ella ponía el radio a escuchar la Voz de América. Yo me despertaba todos los días con ese saludo», recordó.
Para Holmann, el «vínculo con la VOA es algo personal», por lo que cuando vio a los corresponsales al llegar a EEUU le «vinieron recuerdos de la niñez».
Samantha Padilla fue detenida por su activismo y por escribir artículos de opinión contrarios al gobierno en Nicaragua. La estudiante de Periodismo afirmó que cuando la apresaron ella tenía una mascarilla con el logo de la Voz de América.
Explicó que por más que les contestó que ella no tenía relación directa con la VOA, que este era un medio de comunicación, una foto suya «con una gorra de la VOA» fue utilizada en su contra en el juicio para demostrar que buscaba subvertir la paz y el orden en el país.
El corazón puesto en Nicaragua
Los tres opositores en el exilio aprovecharon para enviar mensajes de apoyo y fuerza a los opositores que siguen en el país. El mismo día de la liberación de los 222 presos, se anunció que otros dos de los que iban a ser excarcelados se negaron a viajar y de momento permanecen en las prisiones nicaragüenses, entre ellos el obispo nicaragüense Rolando Álvarez.
También pidieron «cautela» y exhortaron a que quienes queden allá se protejan, porque el activismo opositor «a nosotros nos costó la libertad, pero a otros la vida», dijo Samantha Padilla.
La estudiante llamó a usar las redes sociales como una herramienta para movilizar, además de destacar el papel del exilio en la lucha por los derechos humanos en Nicaragua.
“Ha salido algo bueno de esto, han salido muchos medios independientes en Costa Rica, en otros países, que están haciendo un trabajo excelente”, se alegró Padilla.
Por su parte, Medardo Mairena resaltó que aunque estén lejos en el exilio, no van a dejar de seguir luchando. «La prioridad es nuestra familia pero aún así, nuestro corazoncito continúa en Nicaragua, porque creo que Nicaragua nos necesita. Nicaragua ha sufrido demasiado y hemos querido ser parte de la solución de lo que está pasando”, insistió.