Rosario Murillo, confirmó la muerte de Orlando Castillo, director de Telcor, el censurador de los medios independientes, sancionado por Estados Unidos y Canadá, y servidor de la dictadura bicéfala que desgobierna Nicaragua, hasta el final.
Murillo con su voz apagada dijo este mediodía en sus letanías, que rendían honor a “los compañeros” que habían pasado “a otro plano de vida”. Lo metió entre el montón a pesar de que el hombre se cuadró con ellos hasta el final.
En un afán por no hacerlo grande, Murillo mencionó a la diputada Rita Fletes, al ex alcalde de El Coral Fermin Cuadra, al edil de Masaya, Orlando Noguera y a Orlando Castillo, como los militantes sandinistas que han muerto por cualquier cosa, pero menos coronavirus.
Un servidor de siempre
El director de Telcor fue quien estuvo por mucho tiempo al frente de Canal 4, propiedad de los Ortega Murillo, fungiendo como Gerente General y trabajando a la par de Dionisio Marenco, quien era el director del medio, cuando el Frente Sandinista era oposición. Luego se convirtió en el censurador de los medios independientes, cumpiendo los caprichos de Ortega, pero sobre todo Murillo.
Desde Telcor, fue quien se encargó de presionar a medios de comunicación para alinearse a los dictados de Ortega y Murillo, amenazando con retirar licencias a radios o televisoras, así como medios de TV por cable.
Pidió que censuraran a Café con Voz
Fue Orlando Castillo, el censurador, quien le pidió en 2018 a Miguel Mora , director de 100% Noticias, que sacara al programa Café con Voz y Jaime Arellano en la Nación, de la programación de ese medio de comunicación, porque a Ortega y Murillo, no les gustaba el contenido crítico de los mismos.
Fue Castillo quien censuró a 100% Noticias, dos días después que iniciaron las protestas en abril de 2018 y fue quien ordenó su confiscación en diciembre de ese mismo año.
Apareció en más de una ocasión ofreciendo un satélite chino junto al hijo de los dictadores Laureano Ortega y hablando maravillas del sistema radioeléctrico del país.
En silencio amenazó y coaccionó a más de un medio para que se rindiera a la dictadura. Fueron incontables sus daños y muertes.