El Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Managua en el exilio, Monseñor Silvio José Báez Ortega, durante su homilía dominical, aseguró que este 7 de noviembre, fecha en que se ha concretado la farsa electoral de la dictadura, empieza una nueva etapa lleno de retos y esperanza, para el pueblo que tomó una decisión.

Báez se refirió a la farsa desde el Santuario de la Basílica de la Inmaculada Concepción de María, en Washington, oficio una misa invitado por la Comisión de Justicia y Paz de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos.

«El futuro de un pueblo no depende principalmente de la voluntad de los poderosos, sino de su capacidad de organizarse aunque no vea el futuro con claridad, de soñar en grande aunque sea pobre y de sembrar semillas de bondad y compasión aun cuando es sometido con crueldad», dijo Báez.

Añadió que la generosidad es el precio de la esperanza.

Día muy doloroso

“Hoy es un día más del doloroso camino de lágrimas y muerte que ha vivido nuestro país y que ha dejado tantas víctimas inocentes, a quienes no podemos ni queremos olvidar: las personas asesinadas por la represión, los exiliados que se han visto obligados a dejar el país y quienes han sido encerrados injustamente en la cárcel y son tratados con crueldad simplemente por querer un país mejor”, dijo Báez.

Aseguró que parecen imponerse las ambiciones de los malvados y de la dictadura, pero que realmente, según su parecer, es el inicio de una nueva etapa.

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“Sin embargo, hoy no termina la historia de Nicaragua. Hoy no es el final, sino el inicio de una etapa llena de retos y esperanzas, de luchas y compromisos, de unidad y de generosidad”, explicó.

A raíz del Evangelio proclamado este domingo, afirmó que este ayuda a iluminar el futuro del país.

“Nos revela el poder de lo pequeño, el valor de lo que parece insignificante pero que, cuando lleva en sus entrañas mucho corazón y se hace con amor desinteresado, produce efectos sorprendentes. Hay que apreciar y valorar lo pequeño, lo poco que podamos hacer y lo poco que vayamos logrando”, expresó.

No hay que caer en el desánimo

Además hizo un llamado a no caer en el desánimo y en la resignación ante las injusticias.

“No se necesitan personas que hagan mucho ruido, sino personas que amen con sencillez y discreción. La viuda del evangelio nos mostró también la fuerza extraordinaria de la fe de quien se apoya y confía en Dios como su única fortaleza”, añadió Báez.

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