Por Luis Galeano
Los legisladores de la Asamblea Nacional, bajo dominio mayoritario de diputados leales a la dictadura de Danie Ortega, fueron convocados con carácter de urgencia a una sesión extraordinaria este viernes 15 de mayo, donde se creyó que se aprobarían medidas de protección a la población nicaragüense, pero el motivo era otro: leer una carta vulgar y agresiva contra 52 diputados de Costa Rica.
La insólita sesión fue para rechazar, con vulgaridades e insultos, la carta que enviaron los 52 diputados ticos la directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Carissa Etienne, a quien le pidieron evaluar más de cerca el mal manejo sanitario del régimen Ortega-Murillo a la pandemia del coronavirus.
Redactada con el estilo agresivo, vulgar y amenazante de la vicepresidenta designada por el Poder Electoral de Nicaragua, Rosario Murillo, sancionada por Estados Unidos por violación de derechos humanos y corrupción.
Posiciones xenófobas y racistas, dicen los orteguistas
Según los diputados serviles de la dictadura, la comunicación costarricense «refleja posiciones xenófobas y racistas que no es la primera vez que se manifiestan contra Nicaragua, con evidente sentido de discriminación e inaceptables calificativos sobre nuestras instituciones».
En la declaratoria, los diputados orteguistas acusaron de chovinistas, arrogantes, fascistas, derecha rancia, injerencistas, arrogantes, descarados, soberbios y atrasados a los legisladores de Costa Rica.
“Los 52 señores diputados, firmantes de un vergonzoso manifiesto de adhesión a la injerencia imperial, deberían de tomar en consideración sus propias miserias nacionales, reflejadas cotidianamente en sus propios medios de comunicación, y tratar de resolver sus graves problemas económicos y sociales, en vez de seguir atacando a Nicaragua”, dice la violenta carta de Murillo.
La cara amarga de Porras
El diputado sancionado por Estados Unidos, Gustavo Porras, presidente de la Asamblea Nacional de Nicaragua, leyó la diatriba contra los legisladores costarricenses.
“Pretender que la oposición nicaragüense, golpista, criminal, terrorista y fracasada y sus ONGs financiadas por organismos de intervención imperiales, sean las fuentes y la autoridad que rijan sobre Nicaragua es seguir pretendiendo la absurda anexión a Costa Rica en nuestro Río San Juan”, leyó con la cara amarga el sancionado por violación de derechos humanos, Gustavo Porras.
Discurso vomitivo
Los legisladores de Ortega afirman que la actitud de sus homólogos costarricenses “exhibe la ruindad de quienes se sienten superiores, provenientes de razas e identidades extrañas, llegando incluso a proclamarse con calculado y ridículo oportunismo como otro país, otra región, otro continente y otra cultura, que ni es la suya, ni es la nuestra”.
Incluso acusan a los legisladores costarricenses de “racistas y fascistas” y de representar “un aberrante y lastimoso sometimiento con apetito intervencionistas” y los terminaron calificando de “serviles lacayos de las políticas imperiales”.