No “cegarse” ideológicamente fue el llamado del Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Managua, Monseñor Silvio Báez, quien desde el exilio, en la Iglesia Santa Aghata en Miami, ofició la eucaristía dominical del tercer domingo de Pascua.

“Cuando nos cegamos ideológicamente, ya no vemos caminos nuevos y nos cerramos a la verdad. Algunas ideas se arraigan tanto en nosotros, que nos encierran en el pasado, nos hacen intransigentes y nos impiden transitar por caminos nuevos”, dijo Báez quien hizo mención de la frustración de los discípulos que creían que el mesías iba a liberar a Israel del yugo político romano.

En ese sentido, refirió que los discípulos se “sintieron frustrados ante sus sueños de grandeza nacionalistas.

“Cuando nos apegamos a determinados esquemas mentales con rigidez, ya no somos capaces de volver a empezar”, dijo Báez.

Para los discípulos, en un primer momento luego de la crucifixión, Jesús fue un fracaso. Sin embargo, Báez instó a aprender del fracaso y a tomar nuevos impulsos.

“Los fracasos pueden convertirse en nuevo estímulo para seguir luchando, los errores se pueden transformar en una enseñanza para enderezar el camino, la tristeza y el desánimo se pueden volver provocación y fortaleza para cambiar la vida y la historia”, dijo.

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Lo importante es seguir caminando

El jerarca católico aseguró que lo importante es seguir caminando, sin importar el ritmo.

“Jesús no nos hace apresurar el camino, sino que se acomoda a nuestro paso. No importa que vayamos caminando despacio. Para Jesús es suficiente que vayamos caminando. A él le gusta cualquier camino nuestro con tal que sea camino. Lo que impide su presencia es que nos quedemos en la pasividad y la nostalgia del pasado”, dijo Báez.

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Al respecto, refirió que el diálogo, aunque esté lleno de dudas, es suficiente para Jesús, aunque sea para discutir, si es con respeto y sinceridad.

“Para Jesús es suficiente que vayamos hablando entre nosotros, no importa si lo hacemos con dudas y en forma equivocada, no importa incluso si hablamos para discutir. Jesús interviene en nuestras pláticas y discusiones, con tal que hablemos con sinceridad y respeto. Lo que impide la presencia de Jesús es el lenguaje hipócrita, la palabra destructiva y el discurso con el que descalificamos a los demás”, señaló.

Al respecto, llamó a la oración para que los diálogos cuenten con la presencia de Jesús.

“Las palabras de Jesús les cautivan. Les ayuda a hacer algo que deberíamos hacer siempre en nuestra vida: interpretar lo vivido a la luz de la fe para comenzar a ver la realidad con los ojos de Dios”, dijo.

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