El Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Managua, Monseñor Silvio Báez, llamó a los creyentes a despojarse de la sed de venganza contra los opresores y los tiranos, pero aseveró que esto no significa dejar de denunciar las injusticias.

“La llamada de Jesús a renunciar a la violencia va dirigida sobre todo a los poderosos, a quienes poseen el dinero y las armas, que son quienes pueden oprimir violentamente a los más débiles e indefensos”, dijo el jerarca católico, quien fue despojado de su nacionalidad por la dictadura de Daniel Ortega el pasado 15 de febrero.

“Esta llamada al amor la deben escuchar los tiranos de turno que se dejan arrastrar por sus ambiciones irracionales, actúan con odio, buscan la venganza y hasta manipulan el derecho y las leyes para hacer el mal y someter a los pueblos”, refirió.

Báez señaló que la historia debería enseñar a los tiranos que con su odio, su crueldad y su violencia son ellos mismos quienes se destruyen. “Nunca ningún opresor termina bien ni ningún dictador triunfa indefinidamente”.

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“Se debe poner un dique a la maldad”

Báez refirió que vivimos en un mundo donde impera la injusticia, la violencia y la maldad.

“Desgraciadamente sigue habiendo verdugos y víctimas, opresores y oprimidos. Y la reacción natural es devolver la violencia recibida, actuar con el agresor agrediéndolo igualmente y maltratar a quien nos ha maltratado. Pero de este modo el mal sigue aumentando y su espiral diabólica continúa destruyendo personas, familias y sociedades enteras”, señaló.

Añadió que mientras no se ponga un freno a la violencia, ésta seguirá imponiéndose y haciendo estragos.

“Jesús nos invita a no reaccionar contra el agresor de la misma manera violenta con la que él ha actuado contra nosotros. No se trata de una llamada a la resignación, ni a la pasividad ante el mal recibido. El ideal evangélico no es la sumisión de los miedosos, ni la indiferencia de los acomodados. Jesús tampoco nos pide ignorar las exigencias de la justicia, sino no confundir la justicia con la venganza”, refirió.

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“Amar a los tiranos”

El religioso señaló que amar al delincuente, al tirano y al opresor, no significa aprobar sus delitos e ignorar su maldad, y el inmenso sufrimiento que ha provocado; sino que no confundir la justicia con la venganza.

Señaló que amar al enemigo no es tampoco callar tímidamente y hacernos los desentendidos ante su crueldad y sus crímenes.

“Hay que aprender a combatir el mal, pero sin buscar la destrucción del adversario. No se lucha contra el mal cuando se destruye a las personas”, puntualizó.

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