Voz de América. A cinco años del inicio de la peor crisis sociopolítica que padece Nicaragua en los últimos 30 años, la oposición del país centroamericano también enfrenta un reto que ha sido imposible cumplirlo en ese período: lograr la unidad.

Eso estiman diversos analistas consultados por la Voz de América, quienes coinciden en que en un posible escenario que incluya la celebración de elecciones libres y transparentes en el país, se requerirá de una plataforma sólida para unificar fuerzas, o bien para iniciar un diálogo que ponga fin a la crisis social.

Tiziano Breda, Investigador del Instituto de Asuntos Internacionales (IAI), con sede en Roma, indica que actualmente la oposición en Nicaragua “está completamente desbaratada” y no tiene rumbo, ya que no ha podido establecer una hoja de ruta precisa sobre qué objetivos estratégicos fijarse y cómo alcanzarlos.

Agrega que la oposición es víctima de lo que denomina “una represión desmedida y sin precedentes dentro del país”, por el encarcelamiento de las principales figuras políticas que en parte imposibilita la posibilidad de organizarse, no obstante asegura que por otro lado se han tomado “decisiones equivocadas”.

A raíz de las protestas sociales en Managua en 2018 Ortega convocó a dos diálogos nacionales en donde la oposición nicaragüense y diversos sectores participaron, sin embargo estos esfuerzos unitarios se han ido disipando.

En octubre de 2018 un total de 43 organizaciones sociales y políticas de Nicaragua crearon la Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAB); antes también se conformó la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia (ACJD).

Falta de consensos

El analista político nicaragüense, Enrique Sáenz, subraya que la falta de consensos es “una cuenta pendiente y alta de los liderazgos que no están encarcelados, o de los que pretenden ejercer liderazgos”.

Para Sáenz las discusiones por asuntos ideológicos en la oposición denotan “ignorancia” en los grupos de oposición, de igual forma la lucha por liderazgos. “El liderazgo se gana en la lucha, no en una mesa ni en una rueda donde se diga «yo soy el líder»; se gana ante la gente con las actuaciones”, señala Sáenz.

«Hay que sumar esfuerzos de todos los que estén comprometidos con la democracia», dijo Enrique Sáenz, político nicaragüense.

A su criterio, en este momento no hay ningún elemento para decir que esta u otra organización tiene que encabezar la oposición. “Aquí hay que sumar esfuerzos de todos los que estén comprometidos con la democracia. Que si izquierda y derecha, a mí me parece que eso es una gran ignorancia. Estar planteando en este momento esta división y, a veces, hasta odios entre izquierdas y derechas denota, por un lado, tener el hígado enfermo y por otro lado una gran ignorancia”, agrega. Oposición rechaza escalada represiva contra la Iglesia Católica de Nicaragua

Breda coincide por aparte con Sáenz y resalta que siempre hay una expectativa de que algo esté por suceder, de que el gobierno de Ortega esté por fraccionarse y caer de un momento para otro, y esta sensación ha venido alimentando estas divisiones.

“Las diferentes fuerzas políticas y sociales que componen las oposiciones en Nicaragua básicamente siempre han quedado con esta expectativa de que en algún momento llegaría su momento y podrían apostarle a algún tipo de cargo, de competencia electoral y esto ha hecho que las desconfianzas, incluso los odios o diferencias ideológicas”, sentencia.

Y agrega que esto está incluso por encima del primer objetivo de la oposición bajo el cual aglutinarse y ser la promoción “de una alternativa democrática en el país que sea compuesta por diferentes fuerzas que representan a diferentes sectores de la sociedad”.

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