El Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Managua, Monseñor Silvio Báez, llamó a los creyentes a renunciar a la corrupción y la complicidad que se calla ante las injusticias, para seguir el ejemplo de Jesús.

“Para seguir a Jesús hay que renunciar también a las maniobras oscuras de la corrupción, a las ambiciones irracionales se sirven del poder para oprimir y a la cómoda complicidad que calla ante la injusticia”, dijo Báez.

“Pero hay que dejar atrás también los miedos que nos paralizan, el tiempo mal empleado, el victimismo que nos encierra en nosotros mismos, las envidias que hacen imposible la convivencia, el espíritu calculador que manipula a los demás”, añadió en su homilía dominical desde Miami.

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El jerarca llamó a contemplar a Jesús en la vida cotidiana de todos, en el cansancio y en el esfuerzo.

“Jesús está presente allí donde nos esforzamos por hacer lo que tenemos que hacer. Jesús no busca ángeles que bajen del cielo, busca seres humanos que conozcan la fatiga del trabajo y de la vida; no busca personas fuertes, sino hombres dispuestos a confiar en Dios; Jesús no busca personas llenas de virtudes, sino hombres capaces de soñar”, expresó.

Dejarse llevar por la mirada de Jesús

Para conseguir la paz y seguir a Jesús, abandonando los malos caminos, es necesario fijarse en su mirada, señaló el jerarca católico.

“Y todo comienza y puede comenzar otra vez cuando Jesús nos mira, cuando nos dejamos mirar por él, cuando somos conscientes de que nos está mirando y permitimos que su mirada nos ilumine, nos consuele y nos fortalezca. ¡Cuánto bien nos hace retirarnos de vez en cuando para orar y dejarnos mirar por Jesús! ¡Cuánto consuelo nos da poder mirar a Jesús y permitir que su mirada se pose sobre nosotros! Todo puede reordenarse y volver a comenzar cuando Jesús nos mira”, dijo.

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Además, hizo referencia al llamado de los primeros discípulos, bajo la premisa de convertirse en “pescadores de hombres”, que defiendan la libertad y la dignidad de las personas, luchando contra todo lo que oprime y humilla al ser humano.

Ser “pescadores de hombres” es ser constructores de hombres, es decir, personas que se acerquen a los demás buscando su bien, sirviéndoles, ayudándoles a salir adelante y sosteniéndolos en sus dificultades y sobre todo comunicándoles la esperanza”, señaló.

Añadió que ser “pescadores de hombres” es ser educadores de hombres, es decir, personas que se dediquen a educar integralmente a las nuevas generaciones en los grandes valores humanos de la justicia y la verdad para construir una nueva cultura fundada en el diálogo, el respeto y la tolerancia.

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