Joe Biden se convirtió el miércoles en el presidente número 46 de los Estados Unidos, frente a un país profundamente dividido y heredando una crisis mayor que la enfrentada por ninguno de sus sucesores.

Biden en su discurso inaugural, dijo que era el «día de Estados Unidos, de la libertad y la democracia». Asimismo llamó a la unidad de todos los estadounidenses. Afirmó que es deber de todo ciudadano de su país, pero especialmente de sus líderes democráticamente elegidos, “defender la verdad y derrotar la mentira”.

«Soy un demócrata orgulloso, pero gobernaré como presidente estadounidense. Trabajaré tan duro por aquellos que no votaron por mí como por aquellos que lo hicieron. Que esta sombría era de demonización en Estados Unidos comience su fin aquí y ahora», dijo.

“La democracia venció”, aseguró Biden en una ceremonia que se llevó a cabo en una época de gran turbulencia e incertidumbre nacional, en el Capitolio, palacio legislativo que apenas días antes fue asaltado por una turba de extremistas políticos.

Biden estuvo acompañado de expresidentes tanto demócratas como republicanos, excepto su predecesor Donald Trump, en honor a la tradición de una transición pacífica del poder, aun cuando la capital estaba siendo patrullada por miles de policías y soldados, sus negocios clausurados debido a la pandemia del coronavirus.

“La voz del pueblo se ha hecho escuchar y la voz del pueblo se ha hecho respetar. Hemos vuelto a aprender que la democracia es algo invaluable, que la democracia es frágil. A esta hora, amigos míos, la democracia venció”, expresó Biden.

“Este es el día de Estados Unidos. Este es el día de la democracia. Es un día de historia y de esperanza, de renovación y dedicación”, añadió.

Los desafíos

Seguidamente Biden mencionó los desafíos que le esperan, entre ellos la pandemia que ya ha causado más de 400.000 muertes en Estados Unidos. El ahora mandatario se refiere al supremacismo blanco y al terrorismo doméstico y dice que serán «vencidos». 

«Mi alma entera está en esto», sostuvo Biden quien dijo que puede sonar como una «fantasía tonta» hablar de unidad en este momento, pero recuerda que ahora Estados Unidos podría repetir cómo se levantó en otros momentos a lo largo de su historia. 

«Debemos encontrar a este momento como los Estados Unidos de América», dice el presidente haciendo énfasis en «unidos». 

«Debemos rechazar» que se «manipulen o «manufacturen» los hechos, dice, y llamó a ser «mejores» como país. 

«Volvamos a escucharnos, unos a los otros, veámonos los unos a los otros; mostremos respeto el uno al otro. La política no tiene que ser incendiaria destruyendo todo a lo largo de su paso. Cada discrepancia no tiene que ser una causa para una guerra interna», señaló. 

«Entiendo que muchos de mis compatriotas ven el futuro con temor (…) tenemos que terminar esta forma de guerra incivil que pone a republicanos contra demócratas, a las familias rurales contra las urbanas, a los conservadores contra los liberales. Podemos hacer esto si abrimos nuestras almas en vez de endurecer nuestros corazones, si mostramos un poco de tolerancia y humildad, y si estamos dispuestos a estar en los zapatos de la otra persona, porque de esto se trata la vida», añadió.

Biden dijo que la mejor manera de ver que las cosas cambian y de ver con optimismo el futuro, es que junto a él asumió el cargo de vicepresidente la primera mujer estadounidense, Kamala Harris, de madre india tamil y padre jamaicano.

Donald Trump se fue de Washington por la mañana, negándose a acompañar a su sucesor al Capitolio como ha sido la vieja costumbre. Si bien tres presidentes anteriores—Bill Clinton, George W. Bush y Barack Obama— acudieron a la cita, Trump —a punto de ser sometido a un segundo juicio político por instigar el asalto al Capitolio— voló a Florida tras animar a sus seguidores con la mentira de que la victoria de Biden fue ilegítima.

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