UNAB y Alianza Cívica
La unidad entre la Alianza Cívica y la UNAB se desmorona por posiciones políticas.

Desde 2018, la oposición nicaragüense ha querido unificarse en un solo bloque para enfrentar al régimen dictatorial de Daniel Ortega y Rosario Murillo, sin embargo, pasa el tiempo y se aproximan las elecciones generales de noviembre de este 2021 y siguen dispersos, sin resultados de unidad.

A 10 meses de que, según el calendario electoral, se lleven a cabo elecciones presidenciales en Nicaragua, la palabra “unidad” sigue haciendo eco en la oposición del país, pero sin resultados concretos. Cuando inició  la crisis sociopolítica que vive esta nación desde abril de 2018, las diferentes facciones de la oposición propusieron exigir a una sola voz la salida del dictador Daniel Ortega y todo su gabinete, no obstante las aspiraciones de unificación se fueron disolviendo.

Luego de la conformación de la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia (ACJD) y de la suspensión del segundo diálogo nacional en febrero de 2019, el llamado de unidad se reforzó, con la creación de una nueva facción disidente, la Coalición Nacional, conformada por varios movimientos y organizaciones políticas, que buscan sacar al dictador Ortega del poder mediante un proceso cívico.

Con el tiempo, esta facción opositora que era la más consolidada en 2020, fue incluyendo a partidos políticos, como el Partido de Restauración Democrática (PRD) el Partido Indígena YATAMA y el Partido Liberal Constitucionalista (PLC), con invitación al Partido Ciudadanos por la Libertad (CxL), sin embargo, este ultimo dijo no querer ser parte de una organización de oposición donde estuvieran personas catalogadas de corruptos y aliados al régimen sandinista.

Asimismo, el PLC, acusado de mantener un pacto con Ortega con el cual se le permitió al FSLN retomar el poder el 2007, mantuvo en pausa los esfuerzos de unidad de toda la oposición, pues generó una litis interna que hizo que muchos de los que conformaban la Coalición Nacional se incomodaran y empezaron a abandonar el intento de unidad.

Tiempo más tarde, la Alianza Cívica decidió salirse de la Coalición Nacional y se alió con CxL en una nueva estrategia llamada Alianza Nacional Opositora. La presidenta de CxL, Kitty Monterrey, en la inauguración de esa nueva federación disidente, dejó claro que quienes quieran llamarse verdaderos opositores tienen que sumarse a su alianza, desconociendo a las demás fuerzas emergentes de la lucha cívica de abril de 2018.

Separados quieren unirse de nuevo

No obstante, en esa nueva alianza opositora en tres la AC y CxL, se dejó abierta la posibilidad de que otras fuerzas, incluyendo a la Coalición Nacional, sean parte de la nueva alternativa liderada por la casilla 14 que maneja Kitty Monterrey. 

Hasta el momento, públicamente las fuerzas de oposición no han manifestado con hechos las aspiraciones de unificación, sin embargo, los representantes de la Coalición Nacional, la Unidad Nacional Azul y Blanco y la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia, siguen manteniendo su discurso de querer establecer nuevamente lazos.

Este lunes, 18 de enero, los jóvenes de la Alianza Universitaria Nicaragüense (AUN) quienes fueron parte del primer diálogo nacional, respaldaron el acuerdo entre la AC y CxL, pero llamaron a la unidad, haciendo la invitación a otras facciones de integrarse en la asociación.

“Está abierta a la posibilidad que se integren todos los sectores de la sociedad nicaragüense con representación y participación propia”, dijo Max Jeréz luego en la conferencia de prensa donde leían su pronunciamiento a favor de CxL y AC.

Para Juan Sebastián Chamorro, precandidato y exdirector por la AC, es necesaria la unidad para hacer frente a Daniel Ortega y Rosario Murillo en las próximas elecciones.

Chamorro espera que las facciones disidentes se comprometan a determinar una fecha para saber si se participará o no en los comicios de noviembre, tomando en cuenta las condiciones, sumado a eso, permitir que sea la ciudadanía la que elija a los candidatos que se disputarán la silla presidencial.

“Nunca he sido amigo de imponernos fechas; porque lo más importante es el qué y no el cuándo.  Pero cuando el tiempo se acaba, no hay otro cuando.  El tiempo debe ser ya porque este se acaba rápidamente. No podemos darnos el lujo de esperar o decidir las cosas a la carrera en el último momento”, expresó Chamorro.

“Por tanto, la unidad no es un fin, sino el medio para vencer a la dictadura.  Por ello es fundamental que en las negociaciones que se realicen durante los próximos meses, impere la generosidad en todos los participantes. Todos debemos dejar a un lado los intereses particulares en favor de la unidad amplia e incluyente; ya que esa es la única opción que tenemos para derrotar a la dictadura”, agrega un comunicado de Chamorro.

Para Violeta Granera, miembro de la Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAB) y Coalición Nacional (CN), es necesario unirse para devolverle la esperanza a los nicaragüenses de vivir en un país democrático.

“Estas divisiones, a mi entender, son artificiales, todos hablamos de unidad y eso está bien, pero las acciones no corresponden con las palabras, todos tenemos fortalezas que debemos de juntar, hay que dejar atrás la prepotencia, sectarismo y el afán de control, en esta situación de vulnerabilidad de Nicaragua es necesaria la colaboración”, dijo Granera.

Para el analista político Eduardo Solórzano, la oposición nicaraguense debe de dar muestras de unidad a como lo hizo la Unidad Nacional Opositora (UNO) liderada por Violeta Barrios de Chamorro, con la que se derrotó a Ortega en las elecciones presidenciales del 25 de febrero de 1990.

“La oposición debe unirse en torno a un plan de gobierno para presentarlo a la ciudadanía y derrotar a la dictadura”, dijo el experto el políticas públicas.

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