Managua, 16 ago (EFE).- Un grupo de 222 nicaragüenses que permanecían en Panamá regresaron a Nicaragua, tras perder sus medios de vida y quedar varados, como consecuencia de la pandemia de Covid19, informó la dictadura.


Los nicaragüenses llegaron a Nicaragua la noche de ayer sábado, luego de atravesar Costa Rica en un viaje por tierra, hasta que alcanzaron el puesto fronterizo de Peñas Blancas, en la frontera sur, indicó el Ministerio de Gobernación del régimen.

La información oficial indica que cada una de las 110 mujeres y 112 varones que llegaron de Panamá portaban los resultados de la prueba de Covid19 negativos, y antes de ingresar, se les “realizó una revisión rigurosa para descartar fiebre o síntomas respiratorios” relacionados con la pandemia.


Los viajeros permanecerán en una cuarentena de 14 días, que deberán cumplir en sus viviendas, según la información.


Este es el primer grupo de nicaragüenses varados en Panamá que llega sin que antes se supiera de ellos en Nicaragua, cuyo régimen ha establecido que únicamente podrán entrar al país los nacionales que muestren una prueba de Covid19 negativa y asuman los gastos de su repatriación y de traslado hacia sus viviendas.


EXPERIENCIA REPETIDA


Entre la segunda semana de julio e inicios de agosto habían ingresado a Nicaragua más de un millar de nicaragüense que también quedaron varados en Panamá, donde habían ido a trabajar debido a las condiciones que se viven en su país de origen.

La situación de los nicaragüenses en Panamá desató una crisis migratoria que también involucró a Nicaragua y Costa Rica, y que se resolvió tras un acuerdo entre los tres países.


Más de 1.500 nicaragüenses vivieron situaciones similares antes de volver a su país en julio pasado, debido a que el Gobierno de Nicaragua solamente garantiza las pruebas de COVID-19, que ha recibido en donación, a personas que viajan al exterior, a un costo de 150 dólares.


En julio pasado sobre de 500 nicaragüenses varados en Costa Rica y Guatemala vivieron más de una semana a la intemperie en zonas fronterizas de Centroamérica, a la espera de donantes de alimentos y de pruebas de COVID-19, antes de ingresar a Nicaragua.


Organizaciones no gubernamentales y movimientos opositores estiman que más de 500 nicaragüenses continúan varados en países vecinos e islas del Caribe, viviendo de acciones de caridad.


El manejo de la pandemia en Nicaragua ha despertado muestras de preocupación de la ONU, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización de los Estados Americanos (OEA).

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