EMILIANO CHAMORRO MENDIETA
En otra homilía de profundos mensajes bíblicos, monseñor Silvio José Báez denunció que la iglesia católica en Nicaragua es víctima de ataques, calumnias y persecuciones por su posición en defensa de los desamparados.
En la misa de este domingo 9 de agosto desde la parroquia Santa Agatha, Miami, el obispo de Nicaragua, monseñor Silvio José Báez, consideró que ante estos ataques, los católicos nicaragüenses deben dejar el miedo y confiar en Jesús.
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Entre aguas agitadas
“La Iglesia navega entre las aguas agitadas de poderes humanos que la atacan porque no toleran la verdad que ella anuncia, al mismo tiempo avanza resistiendo a vientos contrarios que la amenazan e intimidan para callar su voz“, dijo Báez.
“Sin embargo, la barca de la Iglesia no navega sola. Jesús está siempre con nosotros. Él protege y guía a la Iglesia. Él no nos olvida ni nos abandona nunca“, dijo Báez, parafraseando pasajes bíblicos en medio de las tensiones entre los jerarcas de la Iglesia Católica y la dictadura Ortega-Murillo, tras el atentado terrorista contra la Catedral de Managua.
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En esta contexto, los líderes de la Iglesia han elevado la voz crítica contra los desmanes de la dictadura criminal Ortega-Murillo, quienes han arreciado los ataques contra templos, símbolos y líderes de la Iglesia.
“La barca de la Iglesia es muy frágil. Su única fuerza es Jesús, el Señor Resucitado que nos ha prometido: “Yo estoy con ustedes, todos los días hasta el fin del mundo”, leyó Báez en misa, llamando a los católicos a actuar con valentía antes los ataques desde el poder.
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Caminar sin miedo en tiempos de crisis
“Tenemos que afinar el oído espiritual para escuchar a Jesús que nos llama a caminar, no solo en los momentos luminosos y alegres, cuando todo parece claro, sino también en los momentos de duda, de crisis y de incertidumbre. Aun cuando estamos llenos de miedo y la oscuridad nos envuelve, hay que caminar confiando en Jesús“, dijo.
“Jesús no nos quiere paralizados y miedosos, cómodamente protegidos en falsas prudencias y egoísmos solapados. No importa que vayamos lento, dando pequeños pasos cada día. Lo importante es caminar siempre, caminar hacia Jesús, sostenidos por su presencia misteriosa y apoyados únicamente en su palabra“.
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