Las cabinas para desinfectar que habían sido instaladas en algunas dependencias del Estado, fueron desmanteladas por un ordeno de la ministra de salud de la dictadura, Martha Reyes Alvarez, en el cual afirmó que las cabinas que se lucieron como una alternativa para evitar el Covid19, no surten el efecto promocionado.

La resolución que establece: “Prohibir el uso en el territorio nacional de cabinas desinfectantes o de cualquier otro dispositivo similar que utilice baño, o aspersión de sustancias químicas directamente sobre el cuerpo humano, debido a que dichas sustancias se emplean para desinfectar superficies inertes y no se cuenta con ningún estándar de calidad, eficacia y seguridad respaldada por evidencia científica de referencia, para el uso de estas para frenar Ia propagación de la COVID-19”.

La decisión de desintalar las cabinas, se emitió el 30 de abril, días después que Organización Panamericana de la Salud, OPS, no las recomendó en la lucha contra el Covid-19, ya que estos pueden causar daños en la salud de las personas. De acuerdo con un informe emitido el martes, los compuestos de amonio, cloro, peróxido de hidróxido, alcoholes y glutaraldehído “y otros compuestos de ozono causan daños en los humanos, como la irritación de la mucosa, la piel, los ojos, el sistema digestivo y las vías respiratorias”.

La resolución de Reyes Alvarez que entró en vigencia a partir de su firma ordenó «retirar las caninas desinfectantes o cualquier otros dispositivo similar que utilice baño o aspersión de sustancias químicas sobre el cuerpo humano, que se encuentren en ingresos a instituciones y empresas, o en cualquier otros sitio del país, por implicar daño a la salud de la población».

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